Mientras tanto

"Mientras importantes eventos concitan nuestra atención, se están creando las condiciones para un nuevo genocidio"
Mientras la humanidad está volcada a la emergencia sanitaria, esperando ansiosamente que las farmacéuticas encuentren la pócima salvadora, y mientras esperamos como en telenovela el desenlace de las elecciones en Estados Unidos, pocas personas están conscientes de que existe el grave riesgo de otro genocidio, esta vez en el Cáucaso, tan terrible o quizá peor que el de Srebrenica en los Balcanes.
Hace pocos días Armenia firmó prácticamente una rendición frente a Azerbaiyán, en una crisis que se agudizó hace casi 30 años, pero que en el fondo lleva siglos. Cuando la naciente Unión Soviética distribuyó su territorio en repúblicas basadas en predominancia étnica, algunos territorios tradicionalmente armenios fueron asignados a la república soviética de Azerbaiyán, contrario al criterio que había prevalecido para otros casos. Al desintegrarse la Unión Soviética, Armenia retomó el control de esos territorios, agudizándose el conflicto entre estas dos naciones con muy profundas diferencias.
Armenia fue el primer país en establecer el cristianismo como religión de Estado, allá por el año 301. Por otro lado, la población de Azerbaiyán es musulmana en un 95 %. Las fricciones entre los dos países explotaron como una guerra casi declarada a fines de septiembre pasado, focalizándose los combates en la región del Alto Karabaj. Ahí está la República de Artsaj, que es una ficción creada por Armenia para justificar su control territorial, pero que no tiene reconocimiento de la comunidad internacional. Su población es fundamentalmente armenia. Azerbaiyán, hoy mucho más rico por su desarrollo industrial y petrolero, doblegó a los armenios en 6 semanas, y obligó a firmar un acuerdo de rendición. Esto implica que muy pronto grandes cantidades de cristianos armenios deberán retirarse de un amplio territorio, el cual será ocupado por musulmanes azeríes con el apoyo de Turquía.
En el fondo, bajo el manto de una situación territorial, se esconde un hervidero de temas étnicos y religiosos. Mientras todos miramos a otro lado, se están colocando los leños para que arda un sangriento genocidio.