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El voto indígena

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De todos modos parece imposible que cualquier gobierno que venga no sea mejor que el de Lenín Moreno.

Aunque la población indígena pura, por decirlo de alguna manera, no represente sino el 16 % de la población ecuatoriana, Yaku Pérez Guartambel, el primer candidato indígena a la presidencia de la República, estuvo cerca de quedar en el segundo lugar en la primera vuelta electoral y llegar al balotaje en lugar de Guillermo Lasso, que con el 20 % de la votación en la primera vuelta remontó el 38 % obtenido por el correísta Andrés Arauz y resultó vencedor en la segunda, con el 52 % de la votación válida sobre el 47 % de su opositor.

Al no acceder al balotaje, tanto Yaku Pérez como el movimiento indígena a través de Pachakutik, el brazo político de la Conaie, decidieron y pidieron al indigenado votar nulo en la segunda vuelta, lo cual de hecho no ocurrió, pues la votación por Lasso en el balotaje fue alta en las provincias de la Sierra y especialmente en las que tienen mayor número de comunidades indígenas, mientras que el índice de votos nulos fue solo el 19 % sobre el 12% de los comicios de 2017. Es decir que 2 de cada 3 indígenas votaron por un empresario y banquero de derecha en lugar de por un joven economista de filiación socialista siglo 21, como es el correísmo.

¿Indigenismo de derecha? ¿Yaku Pérez, contestatario derechista? Pues parece que sí. De allí que el movimiento indígena se esté anticipando ya en reclamar ser parte del nuevo gobierno, esto es cogobernar, como lo señala este mismo diario en su edición del miércoles de esta semana.

Antes, durante uno de los períodos del presidente Correa, fue ministro de Agricultura un indígena, Luis Macas, y una doctora en Derecho fue magistrada de una Sala de la Corte Suprema. Durante este gobierno también un miembro de la etnia indígena ha sido parte del Consejo de Participación Ciudadana, y por su apellido, el actual presidente de la Corte Nacional de Justicia debe ser también de raíz indígena.

El bloque de 18 Asambleístas de Pachakutik es el segundo en número después de los 50 de Unión por la Esperanza, el movimiento que lanzó a Arauz. El expresidente Rafael Correa, que igual que Arauz felicitó a Lasso por su triunfo en el balotaje, le ofreció también gobernabilidad y apoyo en los planes sociales que beneficien a los más necesitados. Es un buen comienzo. De todos modos parece imposible que cualquier gobierno que venga no sea mejor que el de Lenín Moreno.