Premium

Trabajadores informales

Avatar del Nelly de Jaramillo

En América Latina siempre los trabajadores informales han sobrepasado, a veces con holgada mayoría, a los que gozan de una remuneración o empleo. No debe extrañar entonces que en nuestro país y en esta ciudad la economía popular sea de trabajadores autónomos que circulan o se asientan transitoriamente en portales de calles y plazas, donde exhiben su limitada mercancía; aunque hay en Guayaquil antiguos lugares en que con dispensa y ayuda del Municipio se han instalado en forma ordenada y permanente, como La Bahía, frente al Centro Comercial Malecón 2000, Mercado del Río. De allí que no deje de sorprendernos la intervención dispuesta hace algo más de mes y medio por la alcaldesa Cynthia Viteri, dizque “para recuperar el espacio público ciudadano”. Los vendedores desplazados de la Bahía, como no era difícil de suponer, se trasladaron a otras áreas, como los alrededores del Mercado Central, y desde la calle 10 de Agosto hasta la Colón y todas las calles transversales, donde esperan que se les señale el lugar al que serían reubicados en 72 horas, según ofreciera la autoridad municipal.

No se les puede quitar el pan de la boca a los vendedores informales y a sus familias interviniendo los lugares donde tradicionalmente se han agrupado y ejercido su comercio, a menos que no se fuera guayaquileño, pero tanto la alcaldesa Viteri como Gustavo Zúñiga, el antiquísimo director de municipal lo son, y menos con el fervor con que la alcaldesa está queriendo acometer tareas de mayor aliento, como la planificación futura de la ciudad, quizá pensando que durará en el cargo los 18 años que estuvo Nebot, no sé si esquivando los problemas de la periferia, como los de Bastión Popular, que más tienen de míseras aldeas que de un Guayaquil que debía estar dotado totalmente por lo menos de servicios básicos como el alcantarillado, sin que lo esté, o el “bacheo” de los huecos del asfaltado de Urdesa antes de la estación lluviosa, el meter los “tallarines” de los cables que todavía existen bajo tierra, el gran problema de un botadero de basura, aunque por otra parte los “lotes con servicios” no tienen postulantes porque la gente no tiene dinero para pagarlos, pues el desempleado por lo general tiene que contentarse con $ 80 mensuales para subsistir.