Mónica Cassanello: Educación con enfoque pragmático

La educación en Ecuador enfrenta una crisis estructural muy profunda, que exige cambios urgentes y transformadores
China inició su transformación enviando estudiantes becados a las mejores universidades de EE.UU. en la década de 1980, que luego regresaron a desempeñar destacados roles en lo político, económico y social. Desde entonces, la imagen decadente de ese país fue cambiando sostenidamente, hasta llegar a lo que es hoy: una potencia con liderazgo mundial.
La educación en Ecuador enfrenta una crisis estructural muy profunda, que exige cambios urgentes y transformadores si no queremos quedarnos relegados en un mundo que se desarrolla vertiginosamente.
Si bien la alta deserción escolar obedece a factores como la inseguridad, pues en barrios marginales muchas escuelas operan en contextos de violencia, entre microtráfico y pandillas, también obedece a la falta de recursos y de conectividad, sobre todo en zonas rurales. Asimismo, los constantes cambios en el pénsum generan vacíos académicos y no se ajustan a la desafiante realidad actual.
El mundo enfrenta dificultades como falta de empleo, pérdida de puestos de trabajo por la IA, inestabilidad por guerra comercial, conflictos armados, fuertes movimientos migratorios y efectos por el cambio climático. Por eso se requiere girar decididamente hacia una educación con enfoque pragmático y orientada a la investigación e innovación, que prepare a los ecuatorianos para desenvolverse en un entorno convulsionado y sumamente competitivo.
En escuelas y colegios se debe enseñar el manejo de huertos familiares, oficios, inglés avanzado y educación financiera práctica, promoviendo la autosuficiencia y la sostenibilidad; pero también cómo aprovechar la IA ética y productivamente.
Por la gran presión diaria y el acelerado ritmo de cambio, también se vuelve fundamental la formación emocional para enfrentar la creciente incidencia de problemas de salud mental como ansiedad y depresión. Y por supuesto, debido a nuestra idiosincrasia, inculcar el estricto respeto a las leyes, incluyendo las normas de tránsito, para construir desde la infancia una cultura cívica y de responsabilidad colectiva.
La lucha del Estado contra la inseguridad es prioritaria pero debe ir de la mano con la inversión en educación si aspiramos a un futuro próspero para Ecuador.