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Modesto Gerardo Apolo: Un país de paz

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Solo así podremos recuperar el Ecuador de paz que tuvimos hasta antes de la Constitución garantista de Montecristi.

La inseguridad que vivimos en Ecuador a consecuencia del garantismo de la Constitución de Montecristi tiene varias aristas a ser analizadas.

Sin lugar a dudas una legislación permisiva prodelincuencial, proimpunidad, la cual no solo beneficia a la delincuencia organizada y sus miembros, sino que también, de ser el caso, beneficiaría a aquellos funcionarios públicos que actuaron en favor de la delincuencia y fueron juzgados por dicho accionar.

Es un sistema de justicia corrupto, politizado, que otorga prebendas, privilegios o beneficios a través de sentencias que, en ocasiones, contravienen la ley, rebasando sus competencias; pero como en el Ecuador todo es posible, y como la corrupción en los entes públicos es casi una constante, nada pasa.

El incremento de la pobreza, como consecuencia de la falta de empleo, la cual se agrava con el cierre de emprendimientos o empresas gracias a las extorsiones, mal llamadas vacunas, crea las condiciones necesarias para que, ante la desesperación por solventar las necesidades familiares, los desempleados se enrolen en estas naciones del crimen, las cuales hacen gala de su poder, imponiendo el terror y la muerte, aun por sobre la ley y el Estado mismo.

Estas condiciones agravan la sensación de marginalidad y el resentimiento social, condiciones sobre las cuales apalancan y justifican su accionar.

Diagnosticadas las causas del problema, la solución es dar un giro de 180 grados, reestructurando el sistema judicial; creando leyes que castiguen con dureza la corrupción y la delincuencia organizada. Mejorando las condiciones de seguridad jurídica y ciudadana, y las condiciones de inversión; y creando trabajo, brindándoles educación y/o formación a distancia; mejorando además las condiciones y servicios en sus barrios, para que dejen de autoidentificarse como marginados.

Al dignificar la vida de quienes se perciben como relegados sociales, al insertarlos a la vida productiva del país, recuperan su identidad cívica.

Solo así podremos recuperar el Ecuador de paz que tuvimos hasta antes de la Constitución garantista de Montecristi.