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Coalición boicoteadora

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En días anteriores, en este diario se leía: “la inversión extranjera directa cayó 20 %”. Según datos del Banco Central del Ecuador, el primer trimestre del 2020, la inversión extranjera directa fue de $ 493 millones y durante el mismo trimestre del 2021, cae en $ 126 millones, es decir un 20 %. La pregunta que cabe es: ¿qué motiva la caída del interés por invertir? Los tres pecados capitales que desmotivan a todo inversionista son: la falta de estabilidad política, la falta de estabilidad económica y la ausencia de seguridad jurídica del país a invertir. El Ecuador goza de seguridad económica gracias a la dolarización, la cual ha impedido que caigamos en hiperinflación, como los casos de Venezuela y Argentina.

En cuanto a la seguridad jurídica, es prácticamente inexistente, ya que en gran parte está integrada por simpatizantes de las mafias del socialismo del siglo XXI, que destrozaron las finanzas del país, asaltando sus arcas durante los 10 años del correato y los 4 del morenato, habiéndose convertido su depuración en tarea difícil, pese a ser evidente su corrupción, tanto así, que el gobierno de EE.UU. ha retirado la visa a algunos de estos jueces corruptos.

La seguridad política es endémica, ya que el Gobierno del encuentro nació bajo amenaza de ser tumbado por la coalición de izquierdas: UNES, Pachakutik, ID y los sindicalistas, dedicados a complotar contra el gobierno de Lasso, boicotear cualquier iniciativa o proyecto de ley y desestabilizar la paz y coexistencia social a través de movilizaciones tales como la convocada para el 19 del presente mes. Al respecto, recordemos las movilizaciones de octubre de 2019, las cuales generaron pérdidas por $2.600 millones; cuya cuenta no fue pagada por los revoltosos, sino por el resto de los ecuatorianos.

Bajo tales circunstancias, con un país tomado por las mafias de izquierda, con un gobierno constantemente amenazado y con una justicia vendida, ¿algún inversionista sensato arriesgaría su capital en un país así? La pregunta que cabe es: ¿de quién es la culpa? La respuesta no puede ser otra que de la coalición boicoteadora.