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Modesto Gerardo Apolo | Relación de dependencia o nómadas digitales

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Por tal razón, en este siglo la legislación mundial está cambiando en favor de dicha tendencia

Conmemoramos ya el Día del Trabajo, en un país donde solo un 30 % de la población lo tiene, gracias a un Código Laboral con disposiciones arcaicas, que espantan la inversión, por tanto, la generación de empleo.

La modalidad tradicional, la relación bajo dependencia, que venimos ejecutando desde el siglo 20, con horarios rígidos, supervisión directa, beneficios y derechos laborales exagerados, encarecen los costos de producción, sin garantizar productividad, ni rentabilidad; convirtiendo al modelo en ineficiente, condenado a desaparecer.

En la actualidad, la informática, la inteligencia artificial, la globalización y el surgimiento de economías digitales han impulsado modalidades de trabajo más flexibles y autónomas, gracias a la interconexión y a la búsqueda de mayor productividad y eficiencia a menor costo.

En el presente siglo con la pandemia de COVID-19, el trabajo remoto brindó autonomía a quienes perdieron sus trabajos por el cierre de actividades de sus empleadores, permitiéndoles reinventarse, adaptarse a celebrar contratos por proyectos, independientemente de su ubicación geográfica, con flexibilidad horaria, posibilidad de acceso a mercados laborales globales y diversidad de fuentes de ingreso; a través de remuneración negociada en diversas divisas, incluyendo criptomonedas. Bajo esta modalidad, lo que importa es el resultado y el precio.

Este tipo de trabajadores se denominan ‘nómadas digitales’, los que en la actualidad representan el 30 %, a nivel global, tendencia en ascenso; mientras que el trabajo tradicional está en franco declive, con base en estudios de proyección de ocupación laboral, los que prevén que a 2035 representarán el 50 % y al 2050 serán un 60 %, en ascenso.

Por tal razón, en este siglo la legislación mundial está cambiando en favor de dicha tendencia.

El modelo de nómadas digitales es el que se está imponiendo en cuanto a la generación de empleo en el presente siglo, impulsado por la necesidad de flexibilidad, eficiencia y conexión global. Hacia allá, el teletrabajo y los nómadas digitales, debe enrumbarse nuestra legislación laboral.