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Modesto Apolo | El modelo a seguir

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Este 15 de octubre debemos elegir uno de los dos modelos: el de la miseria, corrupción e impunidad o el del progreso, la riqueza y el desarrollo

En el segundo debate de los finalistas para llegar a la Presidencia de la República se evidenciaron los modelos a implementarse, en caso de que uno de los dos candidatos, Luisa o Daniel, obtenga el favor popular en las urnas.

Retomando aquella frase reiteradamente expresada por Luisa en el primer debate, tenemos el modelo de gobierno socialista del correísmo, modelo que ya utilizaron, por lo cual sabemos de lo que son y fueron capaces, ya que hasta el día de hoy seguimos sufriendo sus consecuencias.

Por otro lado tenemos el modelo propuesto por Daniel Noboa, el cual es de lineamiento capitalista, con matices de humanismo; esto es, el capital en beneficio del ser humano, no en el entendido erróneo socialista de regalar todo, sino en el sentido de generar las condiciones económicas, jurídicas y sociales que permitan la creación de más puestos de trabajo y por tanto la existencia de mayor circulante en el mercado, dinamizando así la economía, multiplicando la riqueza.

Estamos en presencia de dos modelos contrapuestos: el socialista, que mucho habla de igualdades, reparto de la riqueza y de igualdad de derechos, pero cuyo resultado, históricamente, ha sido pobreza, abuso de poder, corrupción e impunidad, gracias a leyes laxas y a una justicia podrida, cotizable. En resumen, corrupción rampante. Ejemplos: Venezuela con Maduro, Nicaragua con Ortega, Argentina con los Kirchner y Ecuador con Correa.

Por otro lado, el capitalismo humanista, practicado por Alemania, donde la distribución de la riqueza se realiza multiplicando el empleo, permitiendo al Estado dedicarse a su tarea específica: satisfacer a su población con servicios de calidad adecuados y oportunos, gracias al modelo de economía abierta a la seguridad jurídica, política y económica que implementan. Por eso son el primer mundo en el desarrollo social y económico.

Este 15 de octubre debemos elegir uno de los dos modelos: el de la miseria, corrupción e impunidad o el del progreso, la riqueza y el desarrollo.

Si escogemos el primero, seremos cómplices del desastre y si escogemos el segundo, coautores del futuro.