Modesto Apolo: Fondos de pensiones y consulta popular

Si se trata de precautelar una vejez digna, sin angustias económicas, es hora de aprovechar la consulta popular
El Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) enfrenta una crisis estructural en su fondo de pensiones (IVM), con un déficit anual superior a USD 3.000 millones, según estudios actuariales de 2022 y 2024. La relación aportantes/jubilados, actualmente 5:1, caerá a 2-3:1 por el envejecimiento poblacional y una tasa de natalidad en declive (1,8 hijos por mujer). La deuda estatal acumulada (~USD 24.000 millones) y el incumplimiento del aporte del 40 % agravan la situación, junto con la informalidad laboral (~60%) y pérdidas por corrupción histórica en el Biess, Banco del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social.
Expertos como Pablo Lucio Paredes advierten quiebra en 3-7 años sin reformas, mientras dirigentes como Henry Llanes señalan el desempleo como causa principal. Propuestas como la Ley Económica Urgente 2025 buscan alivio temporal, pero la sostenibilidad requiere de cambios profundos.
El Fondo de Pensiones del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social está al borde del colapso, pero es recuperable con reformas urgentes y graduales. Pagar la deuda estatal, aumentar aportes y edad de jubilación, y separar fondos de pensiones y salud son pasos clave.
Un sistema híbrido con capitalización individual protegería los ahorros de jubilados contra la corrupción y decisiones estatales, atrayendo a los independientes. Blindar legalmente los fondos y auditarlos con supervisión internacional garantiza transparencia. Sin acción inmediata, las pensiones podrían reducirse drásticamente, afectando a millones.
Un debate multipartito y políticas de empleo formal son esenciales para evitar la quiebra y asegurar equidad a largo plazo.
Si se trata de precautelar una vejez digna, sin angustias económicas, es hora de aprovechar la consulta popular e incluir en ella una pregunta sobre la incorporación de empresas privadas, especializadas en el manejo y administración de fondos previsionales, al igual que en Chile y otros países de la región, con base en la capitalización individual, donde los ahorros de cada trabajador se acumulan en cuentas personales para financiar su futura pensión.