En la polarizada lucha política que vive el país y en general América Latina, la Universidad debe ser la reserva ética y racional de la sociedad, la que oriente su rumbo. Para asumir ese rol que históricamente tuvo, necesita recuperar su espacio dentro de la democracia, que sea como sostenía el expresidente de la Unesco, Federico Mayor, una especie de conciencia de la sociedad, su cerebro, la voz de aquellos que no tienen acceso a expresar una opinión sobre el drama que viven y por ende no son escuchados o son ignorados; ser el faro que alumbre la ruta futura de la patria, la que recoja el pensamiento de la mayoría silenciosa ajena a conciliábulos de quienes detentan el poder político o económico.

Para cumplir tan elevado rol social, las universidades y escuelas politécnicas gozan de autonomía, la cual fue limitada en el gobierno del Ec. Correa. Se volvieron temerosas del poder, se burocratizaron en exceso; el docente pasó a ser un empleado sujeto a disposiciones de quienes dirigían el sistema de educación superior, coartando su libre pensamiento. Las entidades de carácter público se fueron convirtiendo en una nómina asalariada, la hicieron regresar por su inercia a etapas oscuras, cuando la delincuencia y una politiquería sectaria se apoderaron de sus predios.

Una universidad o politécnica debe ser pluralista, no puede ser reducto de ninguna ideología o grupo; debe perseguir el encuentro con la verdad, sin sesgos ni fundamentalismos; desafiar la mentira convencional de actores políticos demagógicos, formular propuestas de solución de los problemas sociales y sugerir mecanismos de solución. Aquello demanda estudios e investigaciones efectuados al amparo de la ciencia y la tecnología, formar profesionales con un amplio bagaje de conocimientos y mentalidad crítica propositiva; fomentar la cultura en el más amplio sentido de la palabra, identificando el arte y el folclor locales y nacionales, y proveyendo al recurso formado en sus aulas de sabiduría universal que le permita interrelacionar las diversas aristas políticas, económicas, históricas y geográficas que confluyen socialmente.