Columnas

Opacidad electoral

La segunda vuelta queda librada a quien mejor campaña realice contra su adversario, el uno señalando lo dañino que sería regresar a un modelo donde prevaleció el autoritarismo...

El CNE debió facilitar un recuento de votos de resultados electorales dada la mínima diferencia que existe entre el segundo y tercer candidato, recuento inicialmente acordado por ambos. La ciudadanía piensa que algo oculta el organismo que avala lo acontecido en las urnas; la transparencia es fundamental en una democracia. El país no ha olvidado el “apagón” del año 2017, ni nada justifica la negativa a una revisión y auditoría al sistema informático solicitados por Fiscalía y Contraloría.

Estos hechos preocupan a los ecuatorianos. La suma de votos de los 2 finalistas representan al 50 % de votantes, por eso deben realizar enormes esfuerzos por captar votación, aunque estimo que ninguno logrará una mayoría de sufragios.

Estoy muy distante de opinar sobre ‘marketing’ electoral, pero sí entiendo que no es lo mismo promocionar un candidato con determinadas tendencias o cualidades que otro distinto, como también considero dañina una publicidad tóxica o sobresaturada para conquistar un determinado nicho de electores. Un candidato presidencial no puede perder autenticidad ni desdibujar su personalidad, salvo que sea instrumento de intereses de grupos ansiosos de beneficiarse del poder.

Hay una Asamblea Legislativa electa. Es alentador observar que fuerzas que responden a tesis filosóficas o ideológicas afines de centroizquierda (Izquierda Democrática y Pachakutik), han iniciado conversaciones en ese espacio, desde el que se puede defender la independencia de funciones del Estado, fiscalizar al gobierno, racionalizar leyes demagógicas, convertirse en una “boya” que salve del naufragio democrático al Ecuador. Las citadas agrupaciones obtuvieron más del 35 % de votos, superior al porcentaje que obtuvo cada finalista, sin contar otros asambleístas que pudieran adherirse a ese acuerdo legislativo.

La segunda vuelta queda librada a quien mejor campaña realice contra su adversario, el uno señalando lo dañino que sería regresar a un modelo donde prevaleció el autoritarismo y la corrupción; el otro, cuestionando elegir un gobierno al que se lo vincula a la diáspora migratoria derivada del feriado bancario. Ojalá se siembre esperanzas.