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La honestidad y sus costos

Avatar del Medardo Mora

Siga adelante..., su gestión es compleja, a veces incomprendida; es más fácil ponerse de acuerdo por vicios que por virtudes

La descomposición moral que vive el Ecuador ha llegado a niveles tales que quienes proceden honestamente corren el riesgo de ser agredidos por aquellos que están de acuerdo en que la mentira, la corrupción, el enriquecimiento ilícito o no justificado y las frases mimetizadas sean los medios de hacer política en el país, ahuyentando a gente capaz y decente para que no incursione en ese ambiente con olor a basurero.

No se pueden entender de otra manera los ataques de los que ha sido víctima últimamente la fiscal general, Dra. Diana Salazar, con quien se puede no coincidir en criterios jurídicos, en sus dictámenes, pero no se puede desconocer su transparencia y rectitud de proceder, su actitud casi solitaria y bastante quijotesca, con la que combate los atracos perpetrados a los recursos y bienes públicos; a diferencia de antecesores que eludieron cumplir su deber, convirtiéndose en cómplices o encubridores de incontables fechorías con las que se ha perjudicado irreversiblemente al país y a todos los ecuatorianos.

Siga adelante señora fiscal general, su gestión es compleja, a veces incomprendida; es más fácil ponerse de acuerdo por vicios que por virtudes. El reparto deja contentos a los interesados, pero luchar por lo justo y correcto favorece a todos. Usted se ha convertido en una luz de esperanza para quienes creemos que no es posible una convivencia pacífica y democrática sin transparencia.

Sin la práctica de valores, sin respetar la institucionalidad, si se utiliza un cargo público para satisfacer vanidades, intereses personales o de un grupo político; si se defiende la impunidad, continuará incrementándose la inseguridad jurídica que está carcomiendo los cimientos de la República.

Si existen jueces o fiscales que abusando impúdicamente de sus facultades venden fallos favoreciendo la comisión de actos ilícitos o condenan al Estado a pagar cuantiosas indemnizaciones, quedan pocas esperanzas de un país a futuro menos nublado, menos inseguro y de un progresivo empobrecimiento.

Bien por la Universidad Central, por su definida resolución, aclarando que no existe plagio en la tesis de la Dra. Diana Salazar.