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Democracia y moral

Avatar del Medardo Mora

La triada del ser, del deber ser y del ideal solo puede ser entendida anclada en la moral

En la actualidad América Latina está retada a defender su democracia. En ese escenario es saludable retrotraer la memoria a la evolución histórica de esta forma de gobierno, que tuvo como cuna la época de oro del filosofar de los griegos, que hace más de 2.000 años construyeron una buena y estable democracia sustentada en la razón y el derecho. Establecieron con fundamentos que la triada del ser, del deber ser y del ideal solo puede ser entendida anclada en la moral, que actúa como precepto crítico de los diversos aspectos de la vida social.

Sabían que existe una divergencia entre las convicciones morales de las personas y la realidad, entre el ideal y la vida, entre lo que debe ser y lo real, por ello concebían la moral como condición ineludible para lograr una convivencia pacífica y mejorar las condiciones de vida de la sociedad.

En el Medioevo el filósofo oriental Ibn Sina (Avicena) afirmaba: “la sabiduría, a nuestro juicio, es doble,; en primer lugar es un saber perfecto, en segundo lugar es una acción perfecta”, por consiguiente la unidad del saber y la conducta son inseparables. El saber sobre cuya base el ser humano construye su camino en la vida no puede ser un conocimiento abstracto, separado de comportamientos y necesidades humanas.

En cada persona coexisten el yo individual que refleja la singularidad de su vida -sus circunstancias, a las que se refería el filósofo español Ortega y Gasset- y un yo grande, que lo emparenta con la sociedad. Ahí nace el interés de los filósofos por analizar los problemas del ser humano y la búsqueda del cómo y con quién encontramos la ruta a la felicidad.

El escepticismo moral (pesimismo) siembra dudas sobre la posibilidad de que las cosas mejoren y se corrijan males y vicios sociales; piensan que no es posible una más fraterna convivencia. Inversamente, el optimismo moral convoca a incorporarse a la lucha para edificar una sociedad más justa, libre, pacífica, con mayor bienestar para todos.

Nada aporta a la sociedad el éxito personal de alguien si su acervo intelectual, conocimientos y logros no están asociados a un proceder ético.