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Balance deficitario

Avatar del Medardo Mora

En síntesis, deja un país muy lejos de tener una sólida democracia con más bienestar colectivo

El presidente L. Moreno termina su gobierno con una agresiva propaganda, buscando mejorar su alicaída imagen reflejada en el bajo nivel de credibilidad ciudadana.

La única manera objetiva de evaluar a un gobernante es por los hechos, lo positivo o negativo de su gestión, contingencias, oportunidades y adversidades sucedidas durante su mandato.

Ese análisis debe ser contextualizado. El actual presidente fue electo en un cuestionado proceso electoral, mediante un fraude al parecer consumado en un apagón informático; a eso se añade su ruptura con dirigentes de la organización política que lo auspició, con los que debió enfrentarse para no convertirse en simple encubridor de actos de corrupción, del derroche, de abusos y errores cometidos por su antecesor. Aquello le ayudó a no estar expuesto a que su propio movimiento político lo saque del poder. Esa realidad lo obligó a convocar una consulta popular que permitió elegir un Consejo de Participación Transitorio presidido por el Dr. J.C. Trujillo, que decidió cambios que han fortalecido la institucionalidad democrática, labor que no puede ser olvidada, y valorada para no caer en confusiones y equivocadas apreciaciones de ocasión.

Se le reconoce al gobierno saliente el mérito de haber sido democráticamente tolerante, respetuoso de la libertad de opinión y expresión; no ha perseguido a nadie, pero el balance de su gobierno en la parte política, social, económica, es evidentemente deficitario, ha carecido de un plan con objetivos definidos, estrategias, liderazgo, y eso afecta el logro de resultados. La pobreza, el desempleo, la inseguridad, han aumentado; la deuda pública se incrementó en más de 20.000 millones de dólares, el déficit fiscal no se ha corregido, está atrasado en el pago de aportes a la Seguridad Social, sus políticas en salud han sido negligentes, con mal manejo de la pandemia, reparto de hospitales, negociados en compra de medicinas. No ha combatido definidamente el principal mal del país: la corrupción. En educación hay poco que resaltar. En síntesis, deja un país muy lejos de tener una sólida democracia con más bienestar colectivo.