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Medardo Mora Solórzano | Paros y gobernabilidad

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En democracia, gobernar es el arte de lograr lo que uno desea en beneficio del país, dentro de lo que es legalmente posible

El país sufre un nuevo paro y cuantiosas e irrecuperables pérdidas

El derecho al reclamo, la protesta, la resistencia, están constitucionalmente permitidos; lo que no está permitido es impedir la movilidad de personas o bienes, violentando el derecho humano al trabajo y al libre tránsito.

Nadie tiene derecho a imponer mediante la violencia o la fuerza sus criterios o creencias.

Un gobierno autoritario reprime y criminaliza la protesta, un gobierno democrático debe actuar dentro de la ley. Para ello es fundamental construir gobernabilidad, creando confianza y credibilidad ciudadana, que se legitima cuando se ejecutan acciones concretas que responden a las necesidades de la sociedad en su conjunto y no solo de una parte de ella.

El motivo del paro es el mismo de 2019 y 2022, la eliminación del subsidio al diésel, con la diferencia de que el presidente Noboa tiene más respaldo ciudadano que los gobiernos de Moreno y Lasso.

En teoría, sincerar precios de bienes y servicios es una buena receta económica, pero en la realidad hay quienes se aprovechan para especular con precios y eso afecta a sectores de escasos recursos económicos y al pequeño productor.

El actual gobierno mantiene una narrativa de abanderar a quienes se oponen al regreso del correísmo al poder, eso es políticamente rentable, por eso ganó la elección. En democracia, gobernar es el arte de lograr lo que uno desea en beneficio del país, dentro de lo que es legalmente posible. Para lograrlo hay que transparentar la vía que se escoge: la fuerza o la persuasión. El uso de la fuerza es propio de gobiernos autoritarios, despóticos; un gobierno democrático debe utilizar la persuasión, sin sacrificar el principio de autoridad; prevenir para no lamentar después situaciones que alteren la paz social. Saber que más importante que vencer es convencer. Tener convicciones firmes, conocimiento de realidades sociales, identificar intereses facciosos, un plan con objetivos definidos, diálogos claros y frontales con los distintos sectores y actores sociales, políticos y económicos; demostrar para qué toma una medida y a quién beneficia.