Medardo Mora Solórzano | La inseguridad y sus causas

Si no se atacan las causas de la inseguridad esta seguirá creciendo
El Ecuador profundo de sus 18 millones de habitantes se despierta con noticias de asesinatos, robos, extorsiones, violaciones, trata de blancas, tráfico de órganos, ajustes de cuentas entre bandas criminales que se han multiplicado al contar con apoyo logístico y económico de poderosas bandas transnacionales.
Cuentan con nexos políticos y han contaminado las Fuerzas Armadas y Policía Nacional, por eso se sienten seguros de cometer sus fechorías. Si a eso se añade jueces vinculados que los protegen y liberan de culpas, tienen suficientes garantías para sus operaciones delictivas al gozar de impunidad. Esa falta de sanción los alienta a seguir delinquiendo.
¿Qué descompuso tanto a ese Ecuador de gente sencilla pero honorable, que se ufanaba de ser una isla de paz? Es innegable que a esa situación ha contribuido una mala educación, que dejó de entender que no existe buena formación si no se cultiva la ética, la transparencia, si no se educa con el ejemplo, sin estimular el civismo, sin forjar una mente y espíritu apegados a la disciplina, al cumplimiento de deberes, al trabajo responsable y leal, que comprenda que todo se consigue con esfuerzo, sacrificio, dedicación. Esas conductas no enriquecen pero forman una conciencia tranquila, sin las perturbaciones de haber hecho daño o engañado a otros, sabiendo que los lujos y ostentaciones no le sirven a nadie más.
Cuando se hace dinero sin importar los medios utilizados surge la corrupción y el enriquecimiento perjudicando a los demás. Robar dineros públicos afecta a todos, por eso debe rechazárselo y no transigir con la corrupción, que es la principal aliada del crimen organizado y la inseguridad, y que ha descompuesto al país. Ha penetrado en los tres Poderes del Estado, gobiernos seccionales, empresas públicas, organismos de control. No puede excluirse la falta de empleo, que influye en el reclutamiento de miembros de organizaciones delincuenciales.
Si no se atacan las causas de la inseguridad esta seguirá creciendo. Es una responsabilidad prioritaria del Estado, que no puede utilizarse con fines propagandísticos del Gobierno o de la oposición, ni por ningún redentor oficioso.