Medardo Mora Solórzano | Cambios en la justicia o populismo legal

Se espera que las nuevas leyes que acaba de aprobar la Asamblea realmente combatan la inseguridad
La justicia está sumergida en un hondo descrédito por la actuación de jueces inescrupulosos, vinculados al crimen organizado, que por paga, temor o negligencia, abusan de su cargo y han traicionado al país, dictando fallos que favorecen a la delincuencia organizada o a torcidos intereses personales.
En la vorágine populista que caracteriza actualmente la actividad política, se llega a medir la eficiencia del organismo legislativo por la cantidad de leyes que dicta, cuando debe ser cuidadoso en promulgar leyes que protejan una mejor y correcta convivencia democrática. Se espera que las nuevas leyes que acaba de aprobar la Asamblea no sean una expresión más de populismo legislativo y realmente combatan la inseguridad. Para ello se endurecen penas, establecen procedimientos sumarios, o se dan amplias facultades al Consejo de la Judicatura, para que remueva o sancione jueces; pero es inocultable que el Gobierno manipula la renovación del Consejo de la Judicatura, penetrado por funcionarios asociados con jueces o abogados corruptos que protegen la delincuencia y la corrupción.
Hay un interrogante mayor: ¿esta nueva metida de manos en la justicia cambiará la conducta delincuencia de los jueces, en una sociedad que necesita urgentemente recuperar la práctica de valores y la ética, indispensables referentes de una vida digna y pacífica? De lo contrario la justicia seguirá infiltrada por intereses económicos o políticos.
Sin garantizar independencia a la Función Judicial para que a través de sus propias instancias se depure y no sea un botín a repartir, no mejorará su labor.
Cuando el Congreso Nacional designaba magistrados de la Corte Suprema de Justicia sujetos a control democrático, al menos era más difícil manipular a este esencial poder de una democracia. Se procuraba escoger magistrados probos y capaces; ahora los escoge el Consejo de la Judicatura, que nace del CPCCS, creado justamente para manipular políticamente la justicia ordinaria, la electoral y los organismos de control. Estos dos organismos nada representativos, están destruyendo la democracia. El clamor nacional es eliminarlos.