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Medardo Mora: Imprevisiones y el fenómeno El Niño

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Lo único real es que una vez más los ecuatorianos somos víctimas de imprevisiones, negligencia o actos de corrupción de gobiernos de turno

No tiene ningún sentido aclarar o discutir si actualmente existe un invierno fuerte en la región Costa o si las lluvias son consecuencia del evento climatológico El Niño. Lo único real es que una vez más los ecuatorianos somos víctimas de imprevisiones, negligencia o actos de corrupción de gobiernos de turno. A esas graves falencias responde que exista un elevado déficit fiscal, una abultada deuda pública, nuevos impuestos que se los hace pagar injustamente a la ciudadanía, la cual además sufre de una falta de seguridad al haberse dejado avanzar el tráfico de drogas, que está unido a bandas criminales organizadas.

Esa falta de responsabilidad y patriotismo de anteriores gobiernos la ha heredado el actual gobierno, al que no se lo puede culpar al estar apenas tres meses en el cargo, y haber encontrado una falta oportuna de acciones que hubiesen contrarrestado los devastadores daños y pérdidas económicas que están causando, sobre todo a sectores rurales y suburbanos, las inundaciones, deslaves, destrucción de viviendas, dificultades para movilizarse por la interrupción de vías de comunicación, cuyo mantenimiento ha sido casi abandonado.

Duele observar el drama de familias perdiendo su patrimonio, saber de casos como el de Chone, cantón de enorme producción agropecuaria que vive todos los años emergencias porque los aguaceros sumergen a la ciudad en el agua. Todavía laten en la memoria de sus habitantes los engaños del expresidente Correa, que afirmó que con la construcción de la costosa represa de Río Grande se acabarían las inundaciones; y del expresidente Lasso, que ofreció el invierno pasado entregar $ 11 millones para desazolvar los ríos y nunca los entregó.

Lamentarse no aporta nada, queda como tarea a los funcionarios públicos responsables de esta área evitar que se repitan estos dolorosos acontecimientos. Es una labor que debe coordinarse entre el Gobierno nacional y seccionales, que conocen más de cerca la realidad. A estos tampoco se los puede exonerar de culpa; no han sabido priorizar sus gastos y actualmente se quejan de que les adeudan transferencias que les imposibilita atender la emergencia.