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Medardo Mora: Imagen o gestión gubernamental

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Es el momento de la acción patriótica, creativa, de izar la bandera de la honestidad, de archivar cualquier afán figurativo 

El 24 de mayo el presidente Daniel Noboa inicia un nuevo período.

La mayoría ciudadana lo respaldó en la elección del 13 de abril en demostración de comprensión a la crisis de todo orden que vive el país, en la que más fácil es establecer qué funciona bien al enjambre de problemas existentes. 

Esa comprensión llevó al elector a no culparlo de los apagones de fines del año anterior, de subir impuestos, de eliminar subsidios a gasolina de bajo octanaje, de la elevada inseguridad y errores u omisiones, al admitir que hay situaciones heredadas de anteriores gobiernos.

Por ello, hay que dejar trabajar al Gobierno; eso es bueno para el país. Pero llegó el momento de que demuestre que está preparado para enfrentar los duros problemas que sufren los ecuatorianos. La campaña terminó, hay que dejar atrás el ‘marketing’ de imagen, tomar decisiones ante los múltiples desafíos que tiene por delante; demostrar que más inteligente que saber o conocer algo es saber hacerlo y hacerlo bien, como lo entendieron ilustres pensadores como Lao Tsé, Aristóteles, Cicerón, Einstein, Camus. Probar que efectivamente está resolviendo dificultades que afectan la paz y bienestar de la población, como reza su eslogan publicitario: “el nuevo Ecuador resuelve”.

Se espera que en su mensaje en el acto de posesión el presidente sea claro en sus planes y objetivos, los explique con alguna pedagogía para que llegue a los diferentes estratos sociales, acepte que requiere el concurso de personas especializadas y experimentadas, sin que eso excluya la colaboración de jóvenes ansiosos de demostrar su patriotismo y capacidad para enrumbar el país por un mejor sendero.

El Gobierno debe reconocer que la razón de su elección no se limita a la persona del presidente y sus partidarios; él tiene el mérito de haber encabezado una propuesta. El mayoritario apoyo obedeció a la decisión de evitar un gobierno totalitario, como el que ha secuestrado Venezuela y Nicaragua, cuyos habitantes han perdido su libertad.

Es el momento de la acción patriótica, creativa, de izar la bandera de la honestidad, de archivar cualquier afán figurativo o de descontrolada vanidad.