Mauricio Velandia | ¿Tiza o prompts?

Competirán no por la memoria, sino por la capacidad de pensar y formular prompts que abran caminos
La escena parece de ciencia ficción. El salón está lleno de estudiantes conectados desde distintos países. Algunos están en la universidad, otros desde Tokio, Nueva York, Quito o Madrid. Frente a ellos aparece el profesor ‘cyberg’, un docente híbrido que combina presencia humana con inteligencia artificial. No dicta cátedra como antes. Guía hacia el uso estratégico de herramientas de IA. Las preguntas no se hacen levantando la mano. Se formulan a través de chatbots entrenados para razonar y desafiar.
El momento culminante no es repetir teoría ni responder un cuestionario. El examen consiste en construir un prompt. Un estudiante recibe el caso de una empresa acusada de abuso de posición dominante. Otro el dilema de un agricultor entre semillas locales o multinacionales. El profesor ‘cyberg’ no pide un ensayo. Califica la capacidad de formular un prompt poderoso que permita a la IA producir un análisis profundo y creativo. Ganan los disciplinados que saben organizar su mente y preguntar con precisión.
Las universidades no pueden seguir enseñando con la lógica del cuaderno lleno de apuntes muertos. El cuaderno del futuro es digital, se llama proyecto con IA y se guarda en la nube. Cada estudiante tiene un espacio personal donde conversa con la máquina, pide redacciones, cálculos, hipótesis. Ese archivo es un taller vivo que registra aprendizajes, errores y aciertos. No se acumulan apuntes olvidados. Se construye un archivo útil para toda la vida.
La universidad del futuro no puede encerrarse en su campus. Sus estudiantes deben viajar, aunque sea virtualmente, a otras universidades del mundo. La experiencia híbrida multiplica la riqueza cultural y expone a realidades distintas. El conocimiento deja de ser local y se convierte en global.
No basta con abrir pantallas. Se requiere una política de intercambios. Un estudiante de ingeniería en Ecuador debería tener acceso a proyectos en Europa o Asia. Uno de filosofía, compartir seminarios con pares africanos o latinoamericanos. El aula híbrida, con el profesor ‘cyberg’ al mando es la semilla de una educación universal.
Las universidades no pueden seguir como islas. El futuro exige integración vertical. Como en la industria las empresas buscan controlar la cadena de valor, en educación la universidad debe captar al estudiante desde etapas iniciales y acompañarlo hasta su desarrollo profesional. No se trata de manipular al cliente, sino de entender que el educando es un proceso que madura dentro de una institución coherente.
Nuestros hijos y nietos habitarán ese ecosistema. No recordarán cuadernos ni clases repetitivas. Su educación será dinámica, global. Competirán no por la memoria, sino por la capacidad de pensar y formular prompts que abran caminos.
Ese nuevo ser será fruto de la alianza entre universidades, tecnología y comunidad internacional. Será ciudadano del mundo, capaz de trabajar en cualquier geografía porque habrá estudiado con pares de distintos continentes.
Y cuidado con los profes que aún dicten con tiza en tablero verde. El día que un estudiante les diga: “maestro, su prompt es flojo”, ahí sí entenderán que no era la mano invisible la que mandaba en la economía… Era la mano que tiembla borrando con el borrador.
La educación en Ecuador debe asumir este reto.