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Mauricio Velandia: Joe Biden o Xi Jinping

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En la mesa seguro estuvo esta vez el apoyo a Rusia o Irán en las miniguerras mundiales que actualmente vivimos

En esta semana se reunieron los presidentes de Estados Unidos y la República Popular China, una reunión histórica en el mundo contemporáneo. El lugar elegido fue la ciudad de San Francisco, del estado de California en EE. UU. Históricamente, desde mediados de siglo XIX, los presidentes de las dos naciones se han reunido, y la relación ha experimentado altibajos. Ha habido momentos en los que las reuniones han sido más frecuentes que en otros. Algunas las sostuvieron Richard Nixon y Zhou Enlai (1972) en China. Otra fue entre Hu Jintao y George W. Bush en China y en Estados Unidos (2006). Otras más fueron las de Xi Jinping y Barack Obama, en China y en Estados Unidos (2015). La reunión de esta semana se presenta a la sazón de la APEC, siglas para el Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico en inglés (Asia-Pacific Economic Cooperation), que es una organización de diferentes naciones que busca promover la cooperación económica y el libre comercio entre sus miembros. Fue establecida en 1989 y está compuesta por 21 economías de la región de Asia-Pacífico, que incluye EE. UU., Japón, Canadá, China, México y Chile, entre otros. Los miembros de la APEC representan más de la mitad del PIB mundial y el 44 % del comercio global, lo cual no es nada despreciable. Se presenta al mismo tiempo que los candidatos opositores a las presidenciales de Taiwán, Hou Yu-ih, del Partido Nacionalista, y Ko Wen-je, del Partido Popular de Taiwán, anunciaran que se van a presentar con una candidatura conjunta. No se han puesto de acuerdo sobre cuál será el candidato presidencial, pero ambos son mucho más amigables con China que el gobernante actual del Partido Democrático Progresista. La victoria de alguno de ellos puede cambiar el ajedrez en las relaciones con EE. UU. o China, lo cual es una noticia que nos interesa a todos en el juego geopolítico. Atentos.

De lo que se sabe de la reunión, Xi Jinping cambió su discurso y como antesala al encuentro su partido se refirió al momento histórico en que EE. UU. ayudó a China en la II Guerra Mundial ante la invasión de Japón. Los Tigres Voladores, un escuadrón de aviones de combate conformado antes de que EE. UU. entrara oficialmente en la guerra, operó en China desde diciembre de 1941 hasta julio de 1942. Sin duda dicha remembranza en la boca del partido de Xi Jinping estuvo minuciosamente planeada. Objetivamente se hizo para reflejar que EE. UU. y China tienen lazos históricos de apoyo y cooperación. Biden hizo algunos anuncios, como el restablecimiento de los contactos directos entre las fuerzas armadas de los dos países, los esfuerzos para frenar el suministro de precursores químicos para fabricar fentanilo y los debates futuros conjuntos sobre los peligros de la inteligencia artificial (IA).

La reunión terminó mejor que la última alrededor del G-20 en el 2022, empañada por la aparición de, al parecer, un globo espía chino sobre EE. UU., que Biden ordenó derribar. En la mesa seguro estuvo esta vez el apoyo a Rusia o Irán en las miniguerras mundiales que actualmente vivimos. Lo que sí es cierto es que Vladimir Putin sigue tras la sombra. Como dicen por ahí, la tierra es suficientemente grande para que China y EE. UU. tengan éxito en sus pretensiones individuales o conjuntas. Lo que no hay que perder de vista es el APEC y hacerse parte de él, presidente Noboa.