Rafael entrevista a Luisa

Eso que dijo sobre las mojigatas fue ridículo. ¿Si vio lo del Mono López en Twitter?
-Jefe, la campaña de Luisa está llegando a su techo. Eso no alcanza para ganar en primera vuelta y peor en segunda.
- ¿Cuáles son los problemas?
- Ha posicionado la imagen de que es una persona fiel y leal a Rafael pero, por la forma como está actuando, la gente ya está pensando que está ahí por otro tipo de méritos. Mete la pata a cada rato y queda como gil. Eso que dijo sobre las mojigatas fue ridículo. ¿Si vio lo del Mono López en Twitter?
- Sí, dijo que Luisa está de candidata por argumentos extrapolíticos.
- Ya armamos un operativo en Twitter para hacer quedar a ese López como un maldito misógino; pero la verdad es que hay mucha gente que está pensando igual.
- Está quedando como boba y si me perdona, eso de los borregos fue muy mala idea suya, jefe. Repite como loro mojado que en su Presidencia esto va a volver a ser el jardín del Edén.
¿Qué es eso?
- No importa jefe, mejor veamos qué podemos hacer
- Simulemos una entrevista con Rafael. Si la entrenamos, podrá aparentar que tiene aires de estadista.
-¿Aires de estadista?
- Sí, que sabe de economía, de política de desarrollo y de esas cosas aburridas jefe.
Este diálogo ficticio entre Vinicio Alvarado y uno de sus asesores expone las razones por las que se hizo, en la realidad, la entrevista de Rafael Correa a la candidata. “Hoy nos acompaña en este programa la futura presidenta del Ecuador”, aparece diciendo Correa, fingiendo que todo es parte de un programa que tuvo en el aparato de propaganda del genocida Putin y que se llamaba Conversando con Correa. Lo que viene después es un muestrario de las debilidades de la candidatura de González. En la primera mitad ambos se dedicaron a posicionar su concepto de libertad, dejando en evidencia que el discurso sobre las libertades individuales es un asunto que les afecta. Sobre todo el de la libertad de expresión. En la hora que dura la entrevista el entrevistador hace apenas dos preguntas. En la primera, le interroga qué hará en algún tema y ella responde “lo que usted ya ha dicho sobre eso”. El resto es una conversación pésimamente libreteada. Ella habla de economía, de desarrollo, de justicia, de salud y de seguridad con una soltura que, se nota a leguas, fue ardorosamente entrenada y que se resume en una palabra: ridículo. A Luisa hay que mostrarla urgentemente con aires de estadista, porque así como van las cosas no va a alcanzar.