Estúpidos e infames

¿Con qué cara reclaman si ellos desaparecieron el informe? En ese grupo están dos candidatos a asambleístas que fueron clave en ese episodio
De todos los argumentos en contra del trabajo del perito Roberto Meza hay uno que es particularmente estúpido e infame: el dizque peculado por haber gastado 380 mil dólares en su reconstrucción. Dice el coro de los indignados con el resultado del informe reconstruido, que haber gastado esa suma de dinero es abuso de los fondos públicos porque no sirve para nada, porque es una estrategia electoral para perjudicar al correísmo y porque únicamente se lo hizo para perseguir a quienes estuvieron en el poder cuando se asesinó a Gabela
El argumento es estúpido: para comenzar, la reconstrucción no fue una iniciativa del Gobierno sino de la Corte Constitucional, la misma que autorizó el juicio político a Guillermo Lasso. Es estúpido, además, porque la decisión de la Corte ocurrió antes de la muerte cruzada, es decir antes de que hubiera una campaña electoral por la Presidencia.
La infamia de este argumento puede ser más grande que su estupidez. En realidad quienes deben ser acusados de peculado son los responsables de su desaparición. En esa canasta entran los miembros del Comité Interinstitucional que mandó a conformar Rafael Correa para que conozcan el trabajo que, en ese entonces, se encomendó a Meza. ¿Con qué cara reclaman si ellos desaparecieron el informe? En ese grupo están dos candidatos a asambleístas que fueron clave en ese episodio: Ledy Zúñiga y Lenin Lara. Ambos, en caso de ser elegidos, gozarán de las mieles de la inmunidad. El caso de Zúñiga es aún más grave: ella hizo público un informe adulterado y que falseaba las conclusiones de Meza que descartaba que el móvil del asesinato haya sido el robo, como lo sostenía el presidente de entonces. Hay que agregar que a las penas por su desaparición habría que sumar las que se aplican por atentar a la fe pública: se quiso engañar a la sociedad y adulterar documentos hechos para uso oficial.
Hay muchos motivos por los que legítimamente se puede criticar el informe, pero decir que hubo peculado por el gasto en su reconstrucción es infame. Hubo todo un operativo del Estado por desaparecer el original, engañar a la opinión pública y proteger a los autores intelectuales del crimen. Nada de eso hubiera sido posible sin el conocimiento y consentimiento de Rafael Correa. Definitivamente para tonto no se estudia ni se entrena para ser miserable.