Martín Pallares | Y fue así, como el paro funcionó

La reacción de la Conaie a la eliminación del subsidio al diésel no lucía sólida ni sostenible durante los primeros días...
Impresionante cómo, en poquísimos días, el Gobierno perdió el relato durante el paro. La reacción de la Conaie a la eliminación del subsidio al diésel no lucía sólida ni sostenible durante los primeros días; incluso parecía que las manifestaciones iban a terminar pronto. La decisión del presidente de Noboa de trasladar la sede de la Presidencia de Quito a Latacunga estaba dando resultados porque alteró todos los códigos que históricamente ha manejado la dirigencia indígena en sus movilizaciones: el simbolismo de la marcha a Quito desapareció. A esto hay que agregar que lo del diésel ya no llegaba con el mismo peso que hubiera tenido en el pasado: la eliminación de los subsidios a las gasolinas, que casi había derrocado a dos gobiernos anteriores, ya fue decidida por este mismo gobierno y no hubo ni la revolución que se consideraba inevitable ni el apocalipsis inflacionario que se vaticinaba. Lo que había ocurrido con las gasolinas había desarmado esa idea de que el país se iba a empobrecer hasta lo inimaginable porque el Estado ya no iba a seguir regalando combustibles.
Pero muy pronto todo se fue al demonio: se ejerció una represión muchas veces aleve y se llegó a un pico intolerable con el episodio en Cotacachi, donde murió un protestante y en el que se vio cómo un puñado de soldados golpeaba salvajemente a una persona que auxiliaba al moribundo. Todo esto en medio de una prepotente indolencia que se tradujo en la ausencia del más mínimo gesto de pedir una investigación o de enviar condolencias a la familia de la víctima.
También ayudó la decisión del presidente de nombrar como directora del SRI a su contadora, precisamente en la semana en que se empezó a hacer pública la información sobre el pago de la deuda del grupo Noboa, en virtud de una graciosa pirueta legislativa en esta Asamblea de mayoría gobiernista. E incluso el nombramiento en Celec como supervisor de contratos del hermano de la representante de Progen, la empresa que le entregó a esa entidad un generador que no sirvió para maldita la cosa.
Así, un paro que no prometía mucho porque el tema del diésel estaba siendo bastante débil, terminó siendo una vigorosa protesta en contra de la represión y del aparente abuso del poder para beneficio de los intereses empresariales del mandatario. Y ahí sí, el paro funcionó.