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Martin Pallares: Una ofensa a Quito se cocina en Carondelet

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Dos hechos ocurridos en días pasado han dejado en claro que Daniel Noboa y su gobierno quieren candidatizar a Yunda...

Que el presidente Daniel Noboa y su órbita de influencia estén lavándole la cara a Jorge Yunda para que vuelva a la Alcaldía de Quito es una ofensa para la ciudad. Una ofensa que, además, llega cuando la ciudad sufre una de las crisis más profundas de su historia: sin liderazgos, sin iniciativas, sin ideas de alcance nacional, sin élites que se planteen una ciudad del futuro, sin alcalde sino precandidato, con un municipio sin ambición de ser la capital y una población que ha perdido la capitalidad como esencia de su identidad. Pues sí, ya no hay duda de que el gobierno de Noboa, desde hace meses, está metido de cabeza en el relanzamiento de Yunda. Seguramente en la cabeza de Noboa y de sus asesores se abriga la idea de que ese triste personaje es la apuesta más sencilla y rápida para tomarse la Alcaldía de Quito, sin que importe un carajo lo que aquello significa para la ciudad. Ganar la Alcaldía y desplazar a cualquier otra fuerza política que pueda aspirar a llegar al Municipio de Quito es el objetivo. Un proyecto electoral que se refuerza con la evidencia de que con un veinte y pico por ciento de la votación se puede ganar las elecciones de alcalde: de hecho Yunda ya fue elegido con el 22 % en 2019.

Dos hechos ocurridos en días pasado han dejado en claro que Daniel Noboa y su gobierno quieren candidatizar a Yunda: el ridículo homenaje que el Cpccs, títere de Carondelet, le ofreció al exalcalde y la entrevista que el presidente le concedió a este personaje. A esto se suma el grosero abandono del caso por parte de la Fiscalía -bajo el estímulo del Gobierno, claro está- en el juicio por la supuesta compra irregular de pruebas para el covid durante la gestión de Yunda, de la que éste salió premiado con una sentencia absolutoria. Lo del Cpccs, fue el no-va-más del cinismo: un organismo que no tiene la función de hacer actos de premiación, armó un acto para homenajearlo, precisamente por el tema de la compra de las pruebas. Y luego la entrevista: el presidente llamándolo capitán (Yunda había aprobado poco antes un curso para piloto de aviación) y Yunda haciendo las veces de alfombra, alimentando así la simpatía de su auspiciante. Yunda fue el peor alcalde de Quito de lo que se tenga memoria y el único en ser destituido precisamente por eso. Que el Gobierno piense en candidatizarlo para la Alcaldía es una ofensa para los quiteños.