Martin Pallares: Sí por una nueva constitución… En Dinamarca
El acuerdo nacional que proponen los abogados será en realidad un pacto entre dos fuerzas que monopolizarán la constituyente
Por lo que se sabe, la nueva constitución que parirá la Constituyente, si es que gana el Sí en la consulta del 16 de noviembre, no será producto de un gran pacto nacional, como piden en un comunicado público 23 abogados, casi todos de impolutas trayectorias y reconocido sentido de país.
El problema con los abajo firmantes del comunicado y a quienes hay que agradecer por su exhorto lleno de conceptos republicanos, que tanta falta le hacen al Ecuador, es que parece que no estuvieran en el Ecuador. Parecería que viven en Dinamarca o Suiza, pero en el Ecuador de 2025, ni de fundas.
En realidad, lo que va a pasar es que el tal acuerdo nacional por el que abogan los tan bien intencionados abogados va a ser un acuerdo entre las dos fuerzas que, casi de forma exclusiva y monopólica, se van a apropiar de la constituyente. Ahí estarán, casi solos, correístas y noboístas, entendiéndose por este último grupo a muchos sectores anticorreístas que se aglutinaron alrededor de un candidato, Daniel Noboa, cuya máxima y hasta única virtud fue la de presentarse como la opción opuesta al autoritarismo cleptocrático de Rafael Correa.
Como el estatuto para la Constituyente establece que únicamente serán aprobados los textos que tengan las dos terceras partes de los votos, como solo habrá 80 asambleístas y se aplicará el sistema D’Hont para la repartición de escaños, es muy probable que lo único que podrá ser aprobado será aquello en lo que coincidan estas dos fuerzas. Y ahí es donde el pacto nacional por el que abogan los autores del comunicado se evapora: los dos grupos representan visiones autocráticas del poder y hasta el sol de hoy no se sabe siquiera cuáles son las reformas que impulsarán.
Del correísmo se puede pensar que está satisfecho con la constitución hiperpresidencialista de Montecristi y que, si algo va a buscar, será la impunidad para sus prófugos y presos, incluyendo la peregrina idea del gobiernista José De La Gasca a favor de la elección popular de jueces. Del noboismo, por su parte, se puede esperar un sistema institucional libre de una Corte Constitucional que limite la vigencia de leyes mal redactadas e inconstitucionales: es decir más hiperpresidencialismo.
El comunicado es un documento lúcido. Lástima que parezca redactado para el caso danés.