Columnas

Martín Pallares: Lo de Patricio Carrillo se llama miedo

Aquí está en juego la presencia en la Asamblea de una figura que es emblemática en la narrativa victimista de la izquierda octubrista

Una cosa es que tengan o no la razón jurídica quienes presentaron una acción cautelar para impedir que Patricio Carrillo se posesione como legislador, otra es lo que realmente mueve a presentar ese recurso.

En realidad, lo que empuja al bloque correísta a presentar el recurso no es el tema legal, sino más bien un mero cálculo estratégico. Si fuera lo legal, el correísmo no hubiese candidatizado a Juan Javier Dávalos, que tenía la misma inhabilidad que endilgan a Carrillo. Dávalos no solo que aún no ha cumplido los dos años desde que fue destituido del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social, CPCCS, por la Corte Constitucional, sino que sobre él pesa una disposición expresa: la ley del CPCCS, establece que quien haya salido del CPCCS, no podrá participar en las siguientes elecciones. Es decir, las que acabamos de pasar. Lo que pasa con Dávalos es que no salió electo y por eso ahora no dicen nada. ¿Hubieran presentado una acción cautelar para que no se posesione el camarada? No solo es el caso de Dávalos lo que evidencia que a esta gente le importa un rábano la legalidad: en la legislatura que se cerró por la muerte cruzada actuaron dos asambleístas de la Revolución Ciudadana que también tenían una inhabilidad que, como en el caso de Dávalos, es con agravante: Victoria Desintonio y Walter Gómez. Ambos fueron destituidos del CPCCS del tristemente célebre cura Tuárez por la Asamblea Nacional.

Pero lo neurálgico en la movida del correísmo en contra de Patricio Carrillo es Patricio Carrillo. Aquí está en juego la presencia en la Asamblea de una figura que es emblemática en la narrativa victimista de la izquierda octubrista que representa al violentismo y al golpismo más radical. Carrillo fue de los pocos funcionarios que en octubre de 2019 y junio de 2022 se embanderó del principio del imperio de la ley y del respeto a la esencia del republicanismo. Además, fue clave en la denuncia del entramado mafioso del robo a las pensiones de la Policía y conoce mejor que nadie a las mafias de la narcopolítica. Que haya llegado como el segundo legislador más votado y con la certeza de que va a convertirse en el asambleísta más descollante, porque no hay quién luzca las credenciales como él para serlo, es un riesgo. A Carrillo, lo que le tienen es miedo.