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Martín Pallares | Noboa: sin responsabilidad no hay reelección

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A Daniel Noboa no le queda tiempo: si no toma las medidas impopulares ahora, cuando llegue la campaña estará incendiándose el país con él dentro.

Dice la ecuación que un presidente que busca la reelección nunca toma medidas impopulares antes de las elecciones porque puede perder, sino que lo hace cuando ya está en su nuevo mandato. Pero esta ecuación no siempre funciona: no es matemática sino política.

Resulta que la ecuación del caso ecuatoriano no es matemática: por un lado, hay un presidente que sí quiere ser reelecto, pero para que llegue a ser candidato va a tener que tomar las medidas antipopulares antes de las elecciones. Si no lo hace, se le cae el país a pedazos y así no hay aspiración alguna de ser candidato, mucho peor de ser reelegido. A Daniel Noboa no le queda tiempo: si no toma las medidas impopulares ahora, cuando llegue la campaña estará incendiándose el país con él dentro.

Sin duda, Daniel Noboa está en campaña, pero las lógicas tradicionales del ejercicio político se le han dado la vuelta por las circunstancias del país: la crisis fiscal es tan brutal que el gobierno ni siquiera tiene con qué pagar los sueldos de enero y los esfuerzos que hizo para los de diciembre fueron tan fuertes que difícilmente se van a poder repetir. ¿Qué pasa cuando un gobierno que no puede emitir moneda, como el ecuatoriano, no tiene con qué pagar los sueldos a los funcionarios ni hacer los pagos a sus proveedores? Aquí la ecuación sí es implacable: tiene que hacerlo con bonos o papeles que quienes los reciben tendrán que salir a venderlos para poder hacer al menos las compras de la comida. Y ahí es cuando todo empezará a desplomarse, tal como ocurrió en la Argentina de la convertibilidad.

Daniel Noboa parece haberse dado cuenta de todo esto y por eso modificó su discurso. Del sexi “no se creará ni un impuesto más y no se tocarán los subsidios”, al “es necesario subir el IVA y reducir el gasto en subsidios a los combustibles fósiles”. Si Noboa no consigue ingresos para el Estado de forma inmediata, para abril o marzo el caos se cernirá sobre el país. Esta posible hecatombe en cambio beneficia a los otros que quieren tomarse el poder únicamente por su desesperada necesidad de conseguir impunidades. Para esos grupos, que tienen importante representación en la Asamblea, es preferible pescar en la tormenta a tener que competir en las elecciones con un aspirante a la reelección que quizá, a esas alturas, estará cosechando los méritos de haber evitado el Apocalipsis.