Premium

Martin Pallares | La Virgen se le ha aparecido al prófugo

Avatar del Martin Pallares

Ahora parecería que tiene que conformarse con aparecer en el ridículo ‘Almorzando con el Mashi’, cada quince días

Desde que salió del país para huir de la justicia, Rafael Correa no ha tenido otro propósito, en su gris y patética actividad política, que conseguir la impunidad y volver al país para retomar el poder y no cometer, nunca más, el error (así lo ha dicho) de soltarlo. Para conseguir eso ha intentado de todo y nada le ha salido bien: participó activa y entusiastamente en el intento de golpe de Estado en contra de Lenín Moreno durante la movilización indígena de 2019 y ahí apareció en un video, grabado desde Venezuela, llamando a las Fuerzas Armadas a desobedecer al poder civil, pero fracasó porque nadie le hizo caso. Ha hecho todo para apoderarse de la Corte Nacional de Justicia, lo que incluye el trabajo coordinado con el delincuente Wilman Terán para amañar un concurso de jueces para ese organismo: tampoco le salió. Logró colocar al pelafustán de Alembert Vera en el CPCCS a la cabeza de la llamada Liga Azul para ver si podía reconfigurar las instituciones, entre esas la Corte Constitucional, que le hubieran podido garantizar su impunidad, y tampoco le funcionó. También fue partícipe del asedio al gobierno de Guillermo Lasso al que él y otros acorralaron con la intención de forzarlo a la renuncia para ver si en las nuevas elecciones le salía algo, y nuevamente se dio contra el piso. En realidad, hizo todo esto y muchas otras cosas más que no hay cómo detallar porque el espacio de esta columna no es suficiente, y no le ha salido nada. Ahora parecería que tiene que conformarse con aparecer en el ridículo ‘Almorzando con el Mashi’, cada quince días.

Hasta que al impenitente de marras se le apareció la Virgen: una posible constituyente. Desde ahí podría hacer todo lo que no pudo durante al menos ocho años. Aunque dice que votará NO, la verdad es que lo que más le conviene es que gane el SÍ. Por eso quizá se explique su falta de entusiasmo en promover el NO, cosa que es tan extraña en su caso que es imposible no pensar que, en verdad, está orando para que haya constituyente. En la mente de este sujeto debe retumbar la idea de que si logra tener una cantidad suficiente de constituyentes para bloquear las propuestas del noboísmo, él podría condicionar sus votos a cambio de todas aquellas maravillas por las que tanto luchó desde su refugio belga: impunidad y reelección indefinida, por ejemplo.