Martin Pallares: Es fácil detectar el pacto por la impunidad

Es simplemente una interrogante para saber cuán de acuerdo están en que reine la impunidad, en nombre de la gobernabilidad de la que ahora hablan
A los entusiastas que defienden el acuerdo legislativo entre el correísmo, el Partido Social Cristiano y el gobierno de Noboa, con el primaveral argumento de la reconciliación nacional, hay que hacerles una preguntita: ¿están de acuerdo en un juicio político a los impresentables Wilman Terán y Xavier Muñoz del Consejo de la Judicatura? La pregunta no es baladí. Es simplemente una interrogante para saber cuán de acuerdo están en que reine la impunidad, en nombre de la gobernabilidad de la que ahora hablan con inmensa soltura y arrogancia. Los que digan que no hay que hacer ese juicio son aquellos que están de acuerdo con el operativo que montaron, durante la legislatura pasada, el correísmo y los socialcristianos para tomar el control de la justicia y así proteger a sentenciados, procesados y a políticos que eventualmente incurran en actos de corrupción o a quienes se involucren con el narcotráfico. La demostración más palpable de ese operativo está en las narices de todos: un Consejo de la Judicatura controlado por lo más repugnante de las mafias políticas. Ahí reinan, gracias a ese acuerdo, un lunático enjuiciado por obstrucción a la justicia y otro involucrado en un juicio por lavado de activos y sin visa a los EE. UU. por signos de corrupción.
Pues bien, los propagandistas de este acuerdo de reconciliación, que miran por encima del hombro con la arrogancia que les confiere su superioridad moral a quienes se han opuesto a ese operativo, deberían saber que lo último que querrán hacer correístas y socialcristianos juntos con ADN de Noboa será sacar de esa podredumbre de judicatura a Terán y Muñoz. Ese par de truhanes son los dos alfiles que tienen en plena acción para conseguir el asalto final a la Corte Nacional de Justicia y a los tribunales del país. Para lo que sí estarán en primera fila y afiladitos estos del eventual acuerdo es para sacar de su despacho a la fiscal Diana Salazar, una ficha que para ellos es indispensable eliminar para que funcionen ciertos recursos a favor de los sentenciados por corrupción como Rafael Correa. Está, además, en manos de este par de angelitos la elección de los dos nuevos jueces de la Corte Nacional de Justicia: ahí hay dos candidatos que, con la ayuda de esta putrefacta judicatura, son los más opcionados para ocupar esos cargos. Así que, antes de seguir aplaudiendo el supuesto consenso nacional, pregunten a sus gestores si enjuiciarán o no de sus cargos a ese par de impresentables.