Columnas

Costo de oportunidad

Gobernar es un megadesafío y tras muy pocos minutos de tener conocimiento de la decisión del presidente Lasso, se puede asumir que con esta decisión anticipamos una “tracción” política...

El reloj marca el tiempo con pesadez en los temas de Estado. Cada minuto que se pierde en la gestión de las cosas importantes se catapulta en el efecto multiplicador de la materia pública. Su efecto, tanto en lo positivo como en lo negativo, se magnifica al ser temas que nos competen a todos. Cada retraso en la solución de la problemática nacional frustra a la ciudadanía e impacta negativamente. Si pensamos en el país, la solución a esto no puede venir solo de un lado.

El presidente Lasso anunció: “Se suspenden los incrementos mensuales de los precios de los combustibles y se establece el precio de la gasolina extra en $2,55 y el del diésel para transporte público, comunitario, escolar, de turismo, carga pesada, mixto y para el público en general, se establece en $1,90.” Esto no quiere decir que se elimina el decreto que establece la fijación de precios por banda, solo que se congela el precio con base en este mes. El precio del barril de petróleo Brent y WTI está por encima de los ochenta dólares, un nivel de precio que impacta positivamente las arcas fiscales, pero que ocasionaba un incremento en el sistema de bandas para el precio de los combustibles a nivel nacional. La suspensión de los incrementos mensuales es una respuesta política a una realidad económica frente al anuncio de inmovilizar cualquier propuesta del Ejecutivo en la Asamblea Nacional, además de empezar a construir una crisis política que la calle no refleja.

El ciudadano de a pie tiene la cabeza en otra parte; por ejemplo, en sortear los problemas de inseguridad y los económicos de su propia existencia. Perder el tiempo produce una desazón importante y el chantaje político aún más, por la burda falta de sintonización con los intereses de la población en general. En la vida toca evaluar el costo de oportunidad de las decisiones y según nos dice el Gobierno: caminar, por ahora, en la visión liberal de eliminación de subsidios le costaba demasiado caro. La verdad pareciera ser que esa visión de eliminación de subsidios no es dable con la cultura política nacional. La conformación de la Asamblea Nacional es una especie de reflejo del modelo mental ecuatoriano y si esta aseveración es correcta, necesitamos terapia.

En los próximos días, el Gobierno presentará el proyecto de ley en la fase tributaria y veremos qué tanto acogió las propuestas de mejora de varios sectores. Pero ante el anuncio del precio de combustibles se espera un gesto de apertura por parte de quienes deben votar para apoyar el debate y la aprobación de la ley. Lo terrible fuera que se apruebe la creación de impuestos y luego no se apoye la flexibilización de la contratación laboral. Y mientras seguimos hablando de los mismos temas, porque, aparentemente, nos siguen aquejando los mismos problemas, así como los vicios en la visión, seguimos perdiendo tiempo en hablar de otras cuestiones, fundamentales, que catapulten a la nación para aprovechar las oportunidades de cara al futuro.

Gobernar es un megadesafío y tras muy pocos minutos de tener conocimiento de la decisión del presidente Lasso, se puede asumir que con esta decisión anticipamos una “tracción” política que desactiva la protesta social y mete cambio en la presentación de leyes. La medición del costo de oportunidad es temprana.