Los Reyes y sus regalos del 2020

"El Día de Reyes pasado apareció entre el incendio de Australia, el terremoto en Puerto Rico (...) y el ataque militar entre EE.UU. e Irán"

El Día de Reyes pasado apareció entre el incendio de Australia, el terremoto en Puerto Rico, el avión ucraniano que se estrelló llevándose la vida de 180 personas y el ataque militar entre EE.UU. e Irán. Allí, en medio del debut amargo del 2020, los Reyes se presentan como esa fiesta más adulta, más real y que nos permite expresar en voz alta los deseos más íntimos como seres humanos. En ese permitir y permitirnos, descubres que en el fondo estamos llamados a la sencillez y a la vida en paz, no a lo otro; nadie quiere la guerra y el caos. En su mayoría, la humanidad quiere una vida sencilla y justa, ese es el deseo que lees y escuchas. Esa es una verdad que también forma parte del debut de este año, y como muestra, este poema de Álvaro Pers, un joven español que reside en el Oriente ecuatoriano y, lo comparto aquí porque si vale la pena batallar, que sea por cosas como estas y si estamos obligados a recibir “regalos” de quienes tienen corona, que no sean cosas distantes a esto: 

“Y mientras preparamos luces y vinos, y el cielo se tiñe de púrpura diciendo adiós, yo miro al horizonte, y al nuevo año le pido, buena suerte, salud, fortuna y amor. Que repartan suero en todos los hospitales, que el agua como el aire sea de todos, que no falten libros, tampoco pupitres, que no importe la raza, sexo o condición. Que hagamos un viaje de lujo en metro y caminemos como señores el domingo por las calles y parques del centro y nuestro festín sea helados y nubes de algodón. Que después de ocho horas tengamos descanso, vacaciones pagadas y derecho a jubilación, que la enfermedad no venga con miedos, con despidos ni amenazas de destitución. Y fruta y pan en las tiendas del barrio, y teatros y cines con doble función, carril bici para ir a cualquier lado, un cielo más azul, sin polución. Que no me hipotequen el año, que no inviertan mi pensión, en mentiras y tarjetas de plástico; quiero salud, bienestar y educación. Salud y bienestar para todos, la misma educación, sin condición, calle libre con derecho a protesta, sin censura, sin violencia, sin represión. Repartamos la pobreza en el nuevo año: que la riqueza sea tesoros en bolsillos de niños, que el dinero esté en los bancos de la plaza, donde las palomas y los viejos disfrutan del sol”.