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¡Todo mezcladito!

Avatar del Marcia Gilbert

"Nuestra ciudad se merece gente constructiva, optimista, comprometida, que se inspire con los buenos ejemplos y los promueva haciendo respetar los valores de su historia"

Así es la vida, mezcladita. Viene lo bueno y malo, lo maravilloso y macabro, lo egoísta y solidario, pero tenemos que resistir centrándonos en el optimismo y asumir valores eternos.

Vamos con lo positivo. Un fuerte aplauso para el Municipio de Guayaquil, su alcaldesa Cynthia Viteri; Gloria Gallardo, directora de Turismo, y las talentosas curadoras Lupe Álvarez y Eliana Hidalgo Vilaseca. Me refiero al proyecto de arte contemporáneo Cielo Abierto, ubicado en la calle Panamá, complementando la concepción original de convertir esta vía en una arteria representativa de Guayaquil antiguo, aquella del aroma del cacao. Ya existen esculturas de oficios de antaño, teatro y pequeños restaurantes. Está casi listo el Museo del Cacao. Se instalarán ocho murales de los cuales ya podemos apreciar el del genial Peter Mussfeldt. Este proyecto se constituye en un aporte de gran valor histórico y además en un empuje considerable a nuestro turismo.

Bueno… y entonces lo malo, macabro, repulsivo: me resulta moral y digestivamente inaceptable que dos de los hospitales que llevan nombres simbólicos de la vanguardia de la medicina en el país, Dr. Teodoro Maldonado y Dr. Abel Gilbert, mi abuelo, salgan repetidamente en los medios de comunicación por las pillerías, robos, corrupciones que se han producido en su interior hace varios años. Si uno pudiera calificar la corrupción, la peor es aquella que se aprovecha de los débiles, que llena bolsillos a través de contratos putrefactos por la compra de medicinas, implementos médicos, mascarillas, etc., que hacen falta a los enfermos/moribundos y al personal sanitario que los atiende arriesgando su propia vida. ¡Esto, Guayaquil, el país y las autoridades no lo pueden permitir!

Nuestra ciudad se merece gente constructiva, optimista, comprometida, que se inspire con los buenos ejemplos y los promueva haciendo respetar los valores de su historia.

La característica humana enfatiza lo negativo y muchas veces ignora lo positivo. Guayaquil tiene que salir a aplaudir o a protestar, con valentía y decisión en cualquiera de estos casos… porque todo viene mezcladito.