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Advertencia

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"Cuidado con lo que se compre. No somos conejillos de indias"

Testigos de este arrebatador ‘sprint’: La Vuelta a la Vacuna, donde los empresarios en carrera contra reloj tratan de llegar primero con la vacuna contra la COVID-19, algunos pensando en brindar una protección contra tan agresivo atacante y otros queriendo ser los primeros para obtener pingües ganancias. A falta específicamente de Ministerio de Salud, ausente desde hace 14 años, escuchábamos al titular de dicho portafolio hacer una serie de comentarios en relación a las vacunas que el Ecuador estaría tentativamente en vías de adquirir.

Debemos advertir al ministro de Salud que no hay apuro en comprarla, ya que lo que deseamos no es una vacuna barata -lo barato sale caro-, sino una buena vacuna; es decir, aquella que durante su elaboración siguió un protocolo científico rígido, se desarrolló en un laboratorio con tecnología de punta y cumplió de manera absoluta y técnicamente supervisada con las tres fases que se requieren para la comercialización de un biológico de esta naturaleza.

Existen vacunas preparadas con el mRNA ribosomal que JAMÁS las aceptaremos, toda vez que por su estructura genética, pueden introducir cambios irreversibles en nuestro genoma, produciendo alteraciones imposibles de curar o controlar y que pueden afectar el ‘crossing over’ concepcional, dando origen a posibles aberraciones cromosómicas.

La vacuna que recibamos deberá ser segura y carente de efectos secundarios adversos severos, y su potencia inmunogénica deberá ser amplia, es decir, tendrá que generar una inmunidad suficientemente duradera.

¿Cómo saber cuánto durará su protección? Cuando se realice la vacunación habrá que seleccionar un grupo de unos 100 vacunados (más o menos) a quienes se les hará una toma de sangre mensual para medir la generación de los anticuerpos que formó la vacuna y ver cómo se comportan a lo largo del tiempo. Esa medición nos dirá cuán duradera fue su protección.

Hay solo dos vacunas confiables por el momento: la de la U. de Oxford, desarrollada con Astra-Zeneca y la israelita “Brilife”. Cuidado con lo que se compre. No somos conejillos de indias.

Y sigo andando…