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Luis Sarrazín: D y E

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Precarización o estupidez mental

Estas fueron las dos preguntas del referéndum en las que el NO triunfó sobre el SÍ, las mismas que fueron víctimas de un bombardeo abrumador antes de las elecciones, en algunos casos fruto de una maledicencia atroz, miserable y sectaria, y en otros, resultante de un desconocimiento evidente de las circunstancias socioeconómicas del mundo actual.

Resulta importante recalcar que en estas preguntas el SÍ triunfó sobre el NO en los centros de votación a los que acudieron los ecuatorianos residentes en el exterior, en virtud de que ellos están acostumbrados tanto a lo relacionado con el arbitraje internacional, como con el trabajo por horas, al que han aplicado miles de ellos y bajo cuyo régimen están laborando en la actualidad sin complicaciones y logrando mantener una existencia digna.

La razón por la cual no ingresa la inversión extranjera de manera significativa en el país se debe justamente a la desconfianza que los capitales foráneos tienen respecto de las leyes y justicia ecuatorianas, y no carecen de razón, cuando hemos visto los malabares de las mismas y la inmoralidad campante puesta al descubierto en los grandes escándalos que estamos contemplando hoy; de suerte que para ellos la posibilidad de poder contar en un diferendo con un arbitraje internacional es un elemento de seguridad en las diferentes negociaciones.

En cuanto al trabajo por hora, les contaré las experiencias de dos jóvenes ecuatorianos que laboran actualmente en esta ciudad bajo dicho régimen.

La Seguridad Social la arreglaron al haberse afiliado voluntariamente y sus empresas les pagan la cuota mensual respectiva al IESS. J. V. labora cinco horas al día, le pagan $ 8.00 por hora y recibe al mes $ 800 líquidos; en cambio C.G. trabaja también cinco horas al día, le pagan $ 9.00 por hora y recibe $ 900 líquidos al mes. Ambos reciben un bono equivalente a los décimos, tienen vacaciones anuales y están felices, pues continúan sus estudios y tienen dinero para sus gastos.

Precarización o estupidez mental. La razón debe imponerse en los actos de los hombres y brillar por el bien de todos.

Y sigo andando…