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La magia de Nole

Avatar del Lourdes Luque

Mientras, su madre seguía sacrificada manteniendo dos hogares, hasta que ganó su primer torneo. Había valido la pena.

Este domingo, Djokovic, el serbio de 36 años, ganó el US Open a un aguerrido Medvédev de 27 de años. Para Nole fue un partido muy especial, pues ganaba su vigésimocuarto Grand Slam. Nunca antes un jugador había logrado tantos triunfos. Algunos lo ponen ya como el mejor jugador de tenis de todos los tiempos. No repetiré sus títulos, pues necesitaría tres columnas. Lo cierto es que quienes vimos el partido y la premiación, supimos que para él este fue el triunfo más importante de su vida, ya que venía de perder la final de Wimbledon con Carlitos Alcaraz, de 20 años, en lo que la prensa especializada pronosticaba como el partido del relevo generacional.

Sus señales fueron muchas. Tras el saludo de rigor a su competidor en la cancha, corrió a dar un abrazo muy sentido a su padre, a su madre, a su esposa y a sus dos pequeños hijos, sus pilares.

Entender el llanto de sus padres es regresar a 1991, cuando Nole tenía cuatro años y su padre, que era entrenador de esquí, tenía lo justo para vivir. Pero se dio cuenta del talento de su hijo, para lo cual requería muchos más recursos de los que tenían. Los Djokovic, después de todo, vivieron la pesadilla de la destrucción. Nole entrenaba en una pared llena de marcas de balas, en Kopaonik. Cuando cumplió 12 años había aprendido todo lo que pudo en su país, fue entonces cuando el esfuerzo de sus padres se volvió extraordinario; su mamá decidió tomar varios trabajos adicionales. Así, decidieron que Nole entraría a una academia de Nikola Pilic en Alemania, a donde viajaría con su padre. Mientras, su madre seguía sacrificada manteniendo dos hogares, hasta que ganó su primer torneo. Había valido la pena.

Nole también rindió ese día un homenaje al desaparecido Kobe Bryant, Mamba, de la NBA, quien murió en un accidente en helicóptero con su tierna hija, y fue para Djokovic un gran soporte y amigo.

Nunca estuvo desamparado por sus padres, y el abrazo de este domingo grafica la gratitud en toda su magnitud. Y como saben, el mundo solo tiene dos tipos de personas: las agradecidas y las no agradecidas. La forma de entender la vida de Nole estuvo de manifiesto en Nueva York este domingo, el eje: su familia y sus valores. Así es el más grande tenista de la historia. Una de sus frases potentes es: “El ganador es quien cree en sus victorias”. Y tú, ¿crees en las tuyas?