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Jóvenes ejemplares

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"Busquemos en las elecciones al director técnico experimentado, mesurado, frío, que nos una, que trabaje sobre nuestra mentalidad derrotista..."

Vi el partido con el cual nuestra Selección ganó 6 a 1, a una Colombia petrificada. Vi la cara feliz de cada uno de los jugadores al encarar el partido. Vi el espíritu de equipo que primó en cada pase, en cada llegada, en cada uno de esos fabulosos seis goles. Vi las noticias al día siguiente, que nos ponían terceros en la ruta al mundial, solo detrás de los colosos Brasil y Argentina. Vi la alegría de un pueblo que este 2020 ha sufrido lo inimaginable a causa de la pandemia sanitaria, la pandemia económica y por la pandemia de asaltantes de fondos públicos. La edad promedio de la Selección nacional del Ecuador es de 25,30 años. El valor de mercado de nuestra selección es de 64 millones de euros, según el sitio Transfermarkt.es. La selección colombiana está valorada en 298 millones de euros, según el mismo sitio ,y el promedio de edad de sus jugadores es de 27,17 años. Los goles demostraron que este no es un equipo de figuras individuales, aquí nadie esperaba a un Messi, ni a un Rodríguez; todos estuvieron a la altura para regalarnos goles de Arboleda, Mena, Estrada, Arreaga, Plata y Estupiñán. Un alegrón para el país y dos lecciones.

Primero: Gustavo Alfaro, un extraordinario director técnico, que, desde su llegada, trabajó la mentalidad del futbolista ecuatoriano. Unió al país en torno a su selección; todos ellos son iguales, no hay superdotados, ni divisiones internas. Al final en la rueda de prensa lo dijo todo. Agradeció el compromiso de sus jugadores, a pesar de la media docena de COVID positivos que nos asustó días antes del partido. El director dijo: “nada podía quebrar nuestra ilusión”. Segundo: la estrategia, velocidad, apertura de la cancha, banda derecha, banda izquierda, centro y control del balón.

¿Qué tal si aprendemos de nuestra Selección? Busquemos en las elecciones al director técnico experimentado, mesurado, frío, que nos una, que trabaje sobre nuestra mentalidad derrotista, que nos muestre que todos somos iguales e indispensables, que no fomente más divisiones, que nos repita a diario que nada puede quebrar nuestra ilusión de tener el país de ganadores que merecemos.