Columnas

César

César se reinventaba a sí mismo. Con cada error, un aprendizaje; con cada derrota, una
lección’.

Era marzo del 2011. Hace diez años, César Monge me pidió organizar una reunión con amigos para presentar el proyecto político CREO. La reunión se dio en el Professional Center, donde yo por esa época gerenciaba al Servicio Holandés de Cooperación al Desarrollo, SNV, en su área económica. Tenía mucha ilusión por entender por qué un joven tan dinámico, que tenía en sus manos la Cámara Nacional de Acuacultura, la industria más floreciente del país, quería abandonar su cómodo nivel corporativo y entrar de lleno a construir otra forma de hacer política, desde la misma construcción del movimiento, desde la propuesta de valores y principios fundamentales.

La primera reunión se dio el 31 y siguieron varias más, y yo, a pesar de la lógica duda de que un banquero pueda ganar una elección en Ecuador, le creí. Desde entonces solo pude ver la entrega absoluta de César a la causa, las dos elecciones anteriores, la avalancha que fue Correa en la primera derrota, el escandaloso fraude en la segunda, y yo seguía la persistencia de César en llevar a Guillermo Lasso al poder. César se reinventaba a sí mismo. Con cada error, un aprendizaje; con cada derrota, una lección. César solía enfrentarlo todo con la frase de: “soy un camarón, que ni se duerme, ni se lo lleva la corriente”.

Por valorar profundamente su actitud y su lucha, dolió su anuncio de retirarse de CREO cuando en una nota pública anunciaba que enfrentaría su enfermedad con la misma actitud de frontalidad y transparencia, más aún frente a la adversidad. Y regresó de sus múltiples tratamientos y volvió a enfrentar la campaña que esta vez sí le dio al presidente Lasso la gran oportunidad de poner en práctica todo lo planificado por su equipo.

César resplandeció esa noche del 11 de abril, cuando el presidente electo lo presentó como su hermano y fundió en un luminoso y cálido abrazo de gratitud una vida de lealtad, de compromiso, que promete al Ecuador un nuevo amanecer.

Actitud le sobra a César para enfrentar su nuevo rol de gestor político de Guillermo Lasso. Y César tuvo razón, CREO puso presidente.