Ese primero de julio del año pasado estaba a la espera de la confirmación de Pancho para reunirnos para pulir una propuesta que queríamos entregar al presidente Lasso. La propuesta era para que convoque a unas 250 personas representativas de la sociedad civil, mujeres, jóvenes, viejos, indígenas, montuvios, a que formen un gran frente que entienda la democracia en oposición a la oclocracia que se veía avanzar. Ese documento se llamaba Estrategia para un acuerdo nacional para refundar el país.

Lamentablemente la fatal respuesta recibida de quien tenía su celular fue la informaron sobre su fallecimiento.

No era una propuesta cualquiera, no, era un documento que lo veníamos puliendo desde agosto del 2021, cuando desde nuestras columnas en el Diario EXPRESO, no recibíamos el eco esperado de esa sociedad civil. La responsable de redirigir el futuro.

No había semana que sus frases no fueran lapidarias. ¿Recuerdan estas? “Aquí hay mucha gente haciendo gárgaras con la palabra revolución, pero no se dan cuenta que detrás de la revolución que ellos están pregonando se están viniendo las drogas”. O esta:” “Prefiero resultar grosero por el camino de la franqueza, que hipócrita por el de la cortesía. Organicémonos, nos estamos quedando sin república”. O: “No lo puedo probar, pero los hechos están demostrando que aquí el narcotráfico penetró con bendición oficial”.

Esto último lo dijo luego de haber presidido la comisión de la verdad conformada para investigar sobre el Campamento de las FARC en Angostura. Ya en junio, avizorando lo que se venía, también dijo en la Universidad Casa Grande dijo también: “Queremos paz en Ecuador. Pero no la paz de los cementerios, sino la de la justicia y la libertad”.

En este 2024 debemos mantener el legado de inconformidad ante la pesadilla que vivimos. Más aún cuando vemos que sus palabras fueron proféticas.

Aspiro a que el legado de Pancho viva en nosotros y actuemos cada uno en cada lugar donde podamos actuar, en concordancia con esa justicia y libertad que merecemos.