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Lourdes Luque: Comité cívico para el Puente Sur

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El solo puente no da para una buena tasa de retorno. Pero si del lado de Duran se crea una gran zona franca de servicios el proyecto se vuelve viable

Lo dice la historia. Ha sido difícil para Guayaquil poder lograr el desarrollo. Tuvo que crear instituciones, algunas de ellas hoy centenarias, para dotar a sus ciudadanos de energía, de agua potable, de educación, de salud, hasta de cementerios para alojar a sus fallecidos. Así nacieron la Junta de Beneficencia para los temas de salud, educación y bienestar ciudadanos, en 1888; The Guayaquil General Electric Company en 1895; la Junta de Provisión de Agua Potable, con ilustres guayaquileños, en 1941, y podemos llenar la columna de casos de autogestión. Por eso no llama la atención que para solucionar sus problemas de logística naciera en 1945 el Comité de Vialidad del Guayas. A este comité se le encargo la construcción del sistema vial de la provincia del Guayas y sus puertos, e hizo un impecable trabajo.

Ya decía Velasco Ibarra: “Tanta pobreza obedece solo a la absoluta centralización administrativa. Todos los cantones, todas las parroquias, todas las localidades de nuestro país lo esperan todo del Gabinete Presidencial de Quito. El Gobierno central sufre congestión. Por la congestión no se puede pensar, ni recordar, ni actuar. Está expuesto a continuos colapsos, a causa de la excesiva centralización administrativa”. ¿Suena familiar? Pues lo dijo el caudillo en 1944.

Hoy el quinto puente sigue enredado en las marañas de esa misma burocracia. Por eso propongo la constitución del Comité Cívico del Puente Sur como una forma de sortear con capacidad local desde la sociedad civil en un solo frente que desarticule los cuellos de botella que hoy amarran la obra. Han pasado ya 15 años y tres gobiernos. Llegó la hora de apoyar al nuevo gobierno.

Muchos columnistas ya han escrito sobre su importancia, mas hoy traigo una idea complementaria, pues el solo puente no da para una buena tasa de retorno. Pero si del lado de Durán se crea una gran zona franca de servicios, el proyecto se vuelve viable y más aún, aportará al desarrollo del cantón más deprimido del Ecuador. Sería un alivio reducir inseguridad y generar empleo en ese cantón.

Históricamente se lo debemos, y nosotros merecemos el puente.