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El secreto de Victoria

Avatar del Larissa Marangoni

Seguimos comportándonos egoístamente, sin pensar en la comunidad, insensibles a la realidad actual

Cuando uno viaja sabe que se encontrará con situaciones inesperadas; distintas personas, diferentes espacios. Al mundo no se lo puede maquillar, para eso existe Photoshop. Uno visita Nueva York y uno acepta ver de todo, desde un hombre trotando en bikini de mujer y medias nailon, a un exhibicionista en el “subte” que te persigue de vagón a vagón. Es parte de la experiencia, su gente, sus costumbres, su sabor. Vas a India y tienes monos y vacas libres en todas las ciudades, son respetados y considerados reencarnaciones de dioses. No le puedes decir a las autoridades locales que los saquen del paisaje porque no hacen la foto perfecta, son la foto perfecta.

El espacio público es un lugar donde convergen factores culturales, intercambios sociales y económicos, y al que cualquier persona puede acceder, sin importar edad, sexo, preferencia sexual, condición física o nivel socioeconómico. Es la base del respeto y la convivencia social.

Fue un matrimonio privado, como lo mencionan, y no siendo autoridades, no pueden desalojar de una plaza pública, ni a los ciudadanos ni a los turistas. La forma no fue la correcta, no es el qué, es el cómo. Imagínense al papa Francisco desde su balcón de la Plaza de San Pedro decidiendo quién puede escucharlo y quién no.

Toda activación económica es necesaria para nuestro país, golpeado por la pandemia, pero no creo que desvalorizando la labor turística del país y desalojando la plaza sea la forma de justificar un evento. Seguimos dándole valor a lo monetario, a los seguidores, al cuento de hadas, que para muchos no es su realidad. El que traten de defender su decisión lavando sus conciencias con el hecho de que hacen labor social, no les hará llegar más rápido al cielo. No era un evento más, fue un evento mediático y la organizadora debió entender que las órdenes que se dieron no fueron socializadas con las personas que ocupan ese espacio, porque al final lo que quedó en la plaza son acciones de rechazo para personas que diariamente conviven y hacen uso de un espacio público de derecho.

Seguimos comportándonos egoístamente, sin pensar en la comunidad, insensibles a la realidad actual.