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Etiqueta social

Avatar del Larissa Marangoni

"La etiqueta social desenmascara a las personas que no le dan valor a su actividad laboral y ha logrado que analicemos quién nos gobiern"

La pandemia ha dejado al descubierto algunos comportamientos extremos de nuestros representantes, tanto en la Asamblea como en el ámbito laboral.

La etiqueta social es el comportamiento humano en que se reflejan los buenos modales, dentro de un protocolo que se supone representa la buena imagen de las personas. Algunos asambleístas se olvidaron de repasar estos protocolos; compraban en línea joyas durante su hora de trabajo, hacían su siesta, se limpiaban la nariz, otros salían en interiores. El más interesante caso es el del asambleísta que se estiraba mientras olía su mano tras pasarla por la axila durante una reunión de trabajo vía Zoom. La plataforma de comunicación ha logrado presentar la realidad de muchas personas durante este encierro obligatorio. El otro día tuve una reunión y algunos se conectaban con diversos fondos. Me interesó el que muchas personas no le dan la importancia necesaria, en especial si uno está trabajando. Creo que todos hemos visto que algunos hacen Zoom desde la comodidad de su cama, de la piscina o con un fondo que parece que están de vacaciones. Este fondo es muy importante.

Durante una reunión virtual no se debe comer. El mismo asambleísta que se acicalaba, se comió un banano. Los protocolos existen y son necesarios porque reflejan quiénes somos y por ende cómo los demás nos ven.

Nuestros políticos han dado mucho que decir durante esta pandemia, no solo por haber entregado al país a actores secundarios para poder comprar votos en nuestra queridísima Asamblea, sino también por exponer la realidad de quienes nos representan. La actual lista de asambleístas involucrados en el reparto de los hospitales del Seguro Social transparenta la realidad de nuestra calidad política, antiética, vulgar, sucia y megalómana. Sí, la etiqueta social es importante no solo para que nos respeten, también para respetar, lo que se ha perdido totalmente en la Asamblea. Elegimos a los asambleístas para que trabajen en crear oportunidades y mejorar nuestra calidad de vida, no la de ellos.

La etiqueta social desenmascara a las personas que no le dan valor a su actividad laboral y ha logrado que analicemos quién nos gobierna.