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Juan Carlos Holguín | Red andina de seguridad: necesaria y oportuna

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En el mundo de hoy, los estados padecemos, cada uno por nuestro lado, a un enemigo que actúa fuera del margen de la ley, de forma astuta y coordinada.

En una entrevista que mantuvo el lunes con la cadena Teleamazonas, el presidente Daniel Noboa manifestó que tanto Estados Unidos como Europa “han visto lo que está pasando en el Ecuador y saben lo importante que es tener a Ecuador protegido para la paz mundial”.

Es que nuestro país se ha vuelto una pieza clave dentro de la estructura y rutas de estos grupos narcoterroristas, como acertadamente lo ha dicho el presidente. Por eso agregó que “si logramos tener el control total aquí en Ecuador, la región mejora. Hay mayor atención al Ecuador”.

El crimen organizado transnacional está creciendo exponencialmente en el mundo (basta ver la crisis del fentanilo en Norteamérica) y está poniendo en peligro no solo la seguridad de los ciudadanos, sino la propia esencia de las democracias. Por tanto, ya no es solo un problema de los países productores o de tránsito. Según el informe del año 2022 de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, el destino Europa representa casi un 30 % del destino del tráfico ilegal de estupefacientes. Es más, se calcula que las cifras que mueve el crimen transnacional en un año oscilan entre 1,6 y 2,2 trillones de dólares, es decir, decenas de veces la economía de un país como el Ecuador.

Por eso, lo que se haga en Ecuador tiene repercusión directa sobre la grave situación que viven países como Bélgica, Países Bajos, Colombia o Estados Unidos. Mientras las mafias operan de manera concertada, con una perspectiva transnacional, los distintos gobiernos mundiales no lo hacen. Se vuelve vital entonces la cooperación para hacer frente a este flagelo, que supera todas las fronteras, los océanos y que requiere la mirada táctica de quienes sufren problemas de consumo o altas cifras de inmigración ilegal operada por los mismos carteles.

Además que este monstruo no tiene un solo rostro, el de las drogas, sino varios, como la trata de personas, el lavado de activos, el tráfico ilegal de armas, e incluso la minería ilegal. Es por esto que ayudar en la lucha contra las estructuras transnacionales en nuestro país es estratégico para el mundo. Vencer a un cartel en Ecuador, significa vencer por ejemplo, la industria de tráfico de migrantes que cruza ilegalmente el Darién, para llegar a la frontera entre México y Estados Unidos.

En el mundo de hoy, los estados padecemos, cada uno por nuestro lado, a un enemigo que actúa fuera del margen de la ley, de forma astuta y coordinada. Ante esto, tenemos dos opciones: unirnos y vencer, o sufrir por separado las consecuencias.

La creación de una Red Andina de Seguridad para la cooperación contra el narcotráfico, la minería ilegal y el tráfico de personas, como parte de las acciones acordadas en la Reunión Extraordinaria del Consejo Andino de Ministros de Relaciones Exteriores el pasado fin de semana en Lima, es una medida correcta y oportuna.

El Ecuador depende también de su política de relaciones exteriores para vencer en esta guerra. Las acciones lideradas por la ministra de Seguridad de Argentina, Patricia Bullrich, en la localización y posterior deportación desde Córdoba, de los familiares de un alto líder de estas estructuras, es un buen ejemplo del trabajo conjunto transnacional.