Estremece leer las conversaciones en las que dos delincuentes acuerdan mandar “mensajes” a periodistas de investigación que realizan su trabajo. Una de ellas, Sara Ortiz, de Diario EXPRESO, gracias a cuya labor se han podido conocer varios casos de corrupción en el Ecuador en los últimos años.

Estremece ver en esos diálogos los nombres de otros periodistas, como Arturo Torres, quien a través del proyecto Código Vidrio ha dado a conocer desde hace tiempo a la opinión pública las vulneraciones de seguridad que tiene el Ecuador y los vínculos del narcotráfico con todos los estamentos del Estado.

Estremece ver mensajes en esas conversaciones, en los cuales se menciona que Fernando Villavicencio “no se va a cansar” de seguir con sus investigaciones. Villavicencio fue, ante todo, periodista. Terminó en la política por su vocación por cambiar la realidad de un país que muy poco había logrado modificar su estructura, a pesar del resultado de sus investigaciones.

El periodismo en el Ecuador es mayoritariamente ejemplar. A pesar de haber padecido una década en la que un expresidente demandó millonariamente a El Universo, o quiso cerrar canales, periódicos y radios que le eran críticos, además de tratar de quebrarlos, disminuirlos o apagarlos, los periodistas en nuestro país se han mantenido altivos, luchando y siendo un equilibrio importante frente al poder.

Diario EXPRESO, junto con canales de televisión como Teleamazonas, Ecuavisa, entre otros, han sido demandados en Estados Unidos por uno de los personajes investigados en la operación Metástasis. En aquellas demandas se les solicita grandes sumas de dinero por indemnización por supuestas injurias o ‘cyberbullying’, con el objetivo de amedrentar a los periodistas o a los medios de comunicación.

En un panel organizado el domingo pasado en el programa Hora 25 de Teleamazonas, Sara Ortiz mencionó que el abogado de Jordán tuvo también de cliente al narcotraficante confeso alias Gerald en su famoso juicio en diciembre de 2022. En enero del año 2023, la revista digital PlanV hizo una excelente reseña de aquel proceso en un artículo titulado: Gerald, según Gerald.

Unos meses después de ese proceso legal, Fernando Villavicencio hizo pública una comunicación a la CIDH, específicamente a su relator especial para la libertad de expresión, Pedro Vaca, para que se inicie un monitoreo permanente “con el fin de evitar que la libertad de expresión sea agraviada por un prófugo de la justicia ecuatoriana”. Esto debido a que además de él, se habían iniciado las acciones legales contra Christian Zurita, Diario EXPRESO, Teleamazonas, TC Televisión y Ecuavisa. Por esos días esas mismas estaciones de televisión que cubrían el caso recibieron en sus redacciones sobres con dispositivos explosivos.

El periodismo es una profesión que nació con la modernidad, junto con las democracias. Y a pesar de que, como vemos, se ha tratado de debilitarlo en nuestro país, el caso Metástasis rescata la necesidad de fortalecerlo como agente central para recuperar la confianza social. Por ello es vital que la justicia actúe con quienes a través de amedrentamientos intentan detener su trabajo. Solo así podremos llegar a la verdad.