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Ruptura 25 expira entre Correa y Moreno

Avatar del José Hernández

"Así como Ruptura 25 se equivocó con Correa, también lo hizo con Moreno"

El rosario de casos revelados de ratería, han convertido la corrupción en la primera preocupación de la ciudadanía. Se entiende que el reparto miserable de hospitales y contratos chuecos en el sector salud proliferó en el gobierno de Rafael Correa. Pero salpican al gobierno de Lenín Moreno que los mantuvo, también a cambio de votos en la Asamblea o de apoyos políticos. Y los operadores políticos de Moreno son Juan Sebastián Roldán, secretario General del Gabinete, y María Paula Romo, ministra de Gobierno. Los dos fueron fundadores del movimiento Ruptura 25, creado en septiembre de 2004, tras 25 años del retorno del país a la democracia.

La ministra de Gobierno ha negado conocer y aupar esas prácticas. Y de paso ha excluido al presidente. Hay evidencias, no obstante, de que en este gobierno hubo administraciones corruptas en hospitales y asambleístas que tuvieron acceso a contratos corruptos o pudieron nombrar a autoridades en sitios claves para fines protervos. Así, Ruptura 25, que nació como un movimiento de la izquierda contemporánea para cambiar la política, termina administrando amarres y acuerdos de la peor política, aquella que quisieron cambiar cuando sus miembros tenían entre veinte y treinta años.

¿Esto hubiera podido ser diferente? Ruptura vivió una era de romanticismo político hasta finales del 2006 cuando decidió aliarse con Rafael Correa y ser parte de la coalición política que lo llevó a la Presidencia. Aparte de un intento por llevar a juicio político al fiscal Washington Pesantez en 2010, Ruptura 25 no tuvo mayores diferencias con Correa hasta enero de 2011, cuando decidió romper con él tras su llamado a una consulta popular para meter la mano en la Justicia. El día del anuncio, el 29 de enero, en la rueda de prensa aparecieron Romo, Roldán, Norman Wray y Alexandra Ocles (exministra, señalada en un caso de corrupción). Ruptura 25 se fue del gobierno tras haber contribuido a montar la arquitectura del poder autoritario de Correa y socapado todos sus exabruptos.

Entrar al gobierno de Lenín Moreno, si se le cree a Juan Sebastián Roldán, se debe entender como un acto de remediación; su aporte por los daños causados por el gobierno del que hicieron parte. No hubo ninguna autocrítica política. Se entiende, entonces, que Ruptura 25 quiso ayudar al presidente Moreno a desmontar en parte la estructura correísta. Se entiende también que por haber hecho parte de la misma experiencia, tenían las mismas deudas con el país y coincidían en los remedios.

Sin embargo, así como Ruptura 25 se equivocó con Correa, también lo hizo con Moreno. Porque los pasivos del actual presidente son mayores a los de los principales dirigentes de Ruptura 25 que están en el gobierno: Romo, Roldán y Norman Wray que es la máxima autoridad en las islas Galápagos. Dicho de otra manera: tras haber ayudado a levantar la estructura de poder de Correa, ahora les toca desentrañar sus intentos de golpe y gestionar los actos reñidos con la ética y los secretos de Lenín Moreno y de sus amigos. Esto, sin examinar las revelaciones que conectan a Roldán con contratos con el Estado; acusación que él negó.

¿Ruptura 25 representa hoy algo? Quizá sí: la ilusión de unos jóvenes que quisieron cambiar la política y la política los cambió a ellos. Hicieron parte del gobierno más autoritario que ha tenido el país y hoy son parte del gobierno sumido en la segunda peor ola de corrupción, después del correísmo, que ha habido en el país. Que Ruptura 25 haya sucumbido de esa manera, no es una buena noticia para la política nacional en general.