Premium

Fórmula para escoger candidato

Avatar del José Hernández

"...el Estado está quebrado y aquel que reemplace a Lenín Moreno heredará alrededor de seis mil millones de déficit fiscal. Y, segundo, porque quien propone regalar cosas es, de entrada, un corrupto"

Dieciséis candidatos a la Presidencia de la República no solo es un despropósito político: es un problema para el Consejo Nacional Electoral obligado a imprimir verdaderas sábanas con las listas de los presidenciables y de los candidatos a asambleístas. Es, sobre todo, un enorme lío para los electores. Saber por quién votar no se resuelve leyendo planes de gobierno. De hecho, son contados los electores que tienen tiempo y ganas de hacerlo. Saber por quién votar es un verdadero rompecabezas para todos aquellos que, por la razón que sea, no escogen candidato pensando en motivos políticos o ideológicos. E incluso lo es para los que tienen candidato, pero no hace parte de los favoritos que aparecen en los sondeos: tienen que saber si esta vez votan en forma testimonial en la primera vuelta. El voto útil, en un momento tan complejo para todos, también se vuelve un dilema. Por eso conviene tener un método para escoger candidato.

1. Si 16 candidatos es un disparate, empiece por ahí: elimine de la lista a todos los que le resulten desconocidos. Se trata, al fin y al cabo, de elegir al Presidente de la República y es obvio que a ese cargo debe llegar alguien con un pasado que pueda exhibir y ser analizado.

2. Hecho ese ejercicio, su lista será mucho más manejable. Entonces, puede pensar en una tarea sencilla y rápida: preguntarse quiénes son esos personajes. ¿Los conoce bien? ¿Sabe qué han hecho? ¿Sabe qué resultados han obtenido? ¿Sabe si son, además de ejecutivos, buenas personas? ¿Sabe si pagan sus impuestos y si han dado muestras de trabajar por el interés general? Vaya excluyendo.

3. La lista de presidenciables en este punto será más pequeña. Piense en cómo está el país. Ponga en una balanza lo que han hecho esos candidatos y compárelo con los retos dramáticos que tendrán por delante. Cuatro pandemias los aguardan: la sanitaria, la económica, la falta de norte y el estado de desmoralización que cunde, producto de muchas cosas. Pregúntese quién está mejor preparado para encararlas en Carondelet.

4. Esta respuesta perfilará prácticamente su opción. Pero aún hay un detalle pendiente, que puede ser extendido a lo largo del ejercicio: sacar de la lista a aquellos candidatos que prometan regalar cosas. Primero, por una razón práctica: el Estado está quebrado y aquel que reemplace a Lenín Moreno heredará alrededor de seis mil millones de déficit fiscal. Y, segundo, porque quien propone regalar cosas es, de entrada, un corrupto: está comprando su voto con dinero del erario nacional. Está gastando lo que no hay y, por esa vía, está agravando el descalabro y, de paso, poniendo en peligro la dolarización. Porque sin plata y con más gastos, lo único que pueden aspirar es a tener máquina propia para producir billetes. Así vive Venezuela donde un pan de jamón, típico por estas fiestas, cuesta 17 millones de bolívares, cuando el salario mínimo está en un millón doscientos mil bolívares…

5. Si luego de estos pasos aún no se decide y quisiera saber quién tiene la mejor fórmula para sacar al país adelante, compare las dos o tres propuestas de fondo de esos candidatos con lo que usted sinceramente cree que puede y debe hacer un presidente. Ese ejercicio es un poco más sofisticado, pero es necesario: se trata de cotejar deseos contra realidades. El país no requiere un supermán ni un salvador supremo. Es obvio que hay cientos de problemas y urgencias por docenas. Pero para echar a andar el país, se necesita un presidente que sea honesto, formado y decidido. Alguien que dé confianza y que no tenga un pasado brumoso ni vínculos con la corrupción.