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Paraíso de impunidad

Avatar del JOSÉ DE LA GASCA

¿Por qué no se aprovecha su visita para que la Fiscalía lo ‘aprete’ un poquito y lo haga cantar sobre los delitos cometidos en nuestro territorio?

No he visto un solo ecuatoriano que, acusado de delitos de corrupción en el Ecuador, se someta voluntariamente a la justicia, acepte su culpabilidad y pague. Y si los hay, estoy seguro de que no se trata de ‘peces gordos’ ni de casos relevantes.

Pero eso no pasa en los Estados Unidos de América. Allá, los mismos personajes, cuando son investigados o procesados por crímenes en ese país (principalmente por la Ley de Prácticas Corruptas en el Extranjero, FCPA), antes que buscar a un ‘poderoso’ abogado, al amigo del fiscal o al político de turno que les venda una módica solución con la que zafen del ‘problemita’ (como hacen en Ecuador), lo primero que buscan es tocarle la puerta al Departamento de Justicia (DOJ) y negociar un acuerdo de culpabilidad, cueste lo que cueste, así vendan hasta a sus madres.

Sí, claro que siempre hay unos más bravitos o astutos que la ‘pelean’. Al final, frente a la inminencia de perder el juicio, el riesgo a la condena y los costos legales, sacan bandera blanca. Desde luego, la instrumentación de estos acuerdos (Guilty plea) supone que todos estos ‘corruptos de exportación’ deban cantar claro y delatar a los que más puedan, entregar todos sus bienes (riqueza mal habida) y cumplir tiempo en cárcel. Y van a tener que cumplir con todo porque allá no hay jueces como el de Yaguachi o Manglaralto, ni los centros penitenciarios funcionan como con el SNAI, ni al ‘Tío Sam’ se le olvida cobrar hasta el último centavo, como aquí a la PGE.

Vuelvo a la justicia del Ecuador. Hoy uno de esos ‘corruptos de exportación’, que ya confesó ante la justicia americana, viene -o ya está- en el país. Se trata de un fulano apellido Merlo, que se declaró culpable de pagar sobornos a funcionarios públicos ecuatorianos en la trama de seguros Sucre y Rocafuerte. Sí, de todo ese chanchullo para granjearse contratos de seguros y reaseguros a cambio de millonarias coimas.

 ¿Por qué no se aprovecha su visita para que la Fiscalía lo ‘aprete’ un poquito y lo haga cantar sobre los delitos cometidos en nuestro territorio?

¿Cuántos saltarían si Merlo canta aquí? ¿O es que acaso esos delitos no importan?