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Federalismo

Avatar del Jorge Jalil

Diversos actores políticos han sugerido el federalismo como el camino a seguir para aliviar los problemas del país.

Cuando los sistemas vigentes le fallan a quienes deben servirles y la esperanza de días mejores se ve mermada por la inoperancia de nuestra clase política, tendemos a buscar que se reinvente la República con el afán de que todos nuestros problemas se solucionen.

A mi parecer, esto es lo que ha sucedido con el federalismo. Diversos actores políticos han sugerido el federalismo como el camino a seguir para aliviar los problemas del país. Si bien cuando discutimos el federalismo exponemos ejemplos de éxito y de cómo la autonomía de los gobiernos locales acerca las necesidades de los ciudadanos a sus gobernantes más cercanos, no podemos dejar a un lado, más allá del concepto de federalismo como tal, los ejemplos fallidos del federalismo, de las características propias de países que lo practican y de lo que sucedería en Ecuador si fuéramos a implementarlo.

Aunque existen países como Estados Unidos, donde el federalismo protege la autogestión de los gobiernos locales y les permite administrar sus recursos de manera más eficiente, existen también ejemplos como Venezuela, Argentina o la misma Rusia, donde los errores y atropellos a las libertades no han sido frenados por la práctica del federalismo.

Si el objetivo de quienes predican la implementación del federalismo es la descentralización, lo que necesitan para lograrlo es ganar el poder a través de elecciones. Desde el poder Ejecutivo y Legislativo se puede direccionar la política de tal forma que todas estas cosas sucedan, sin necesidad de alterar la estructura orgánica del Estado, convocar a plebiscitos o, lo que me parecería más correcto para este tipo de cambio, llamar a una nueva asamblea constituyente.

Dado que el debate mismo nace de una crisis política y económica en el país, lo inmediato es que el Gobierno empiece a gestionar mejor los recursos del Estado, haga los desembolsos que le corresponden y trabaje de la mano con los gobiernos locales en pro de la sociedad civil, para así demostrar que el modelo de Estado que hoy tenemos sí puede ser exitoso.