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Caldo de cultivo (II)

Con los resultados de las elecciones de este domingo frescos, queda claro que ese caldo de cultivo produjo sus primeros resultados

Unos meses atrás escribí una columna sobre cómo las falencias en el manejo de los problemas de la gente, el desasosiego causado en los hogares por la inseguridad, la falta de inversión pública, entre otras cosas, estaba generando un caldo de cultivo que llevaría a la gente a preguntarse: ¿estamos mejor que hace seis años? Como la memoria es frágil y las penurias actuales abrumadoras, tenemos que sacar del análisis que, en efecto, existió una pandemia en el medio de todo que nos paralizó y afectó gravemente.

Con los resultados de las elecciones de este domingo frescos, queda claro que ese caldo de cultivo produjo sus primeros resultados. A partir de mayo, el correísmo (el antes con el que comparan el ahora) tendrá el control de algunas de las prefecturas y alcaldías más importantes del país.

En Manabí mantuvieron su liderazgo, en Pichincha sostuvieron su prefectura con una votación mayor a la pasada, en la capital Pabel Muñoz venció a Jorge Yunda y por supuesto la joya de la corona: Guayas.

El caso de Guayas es el que más nos sorprendió a todos, ya que, de manera constante, incluso en los años en los que Correa era aún presidente, el PSC fue capaz de sostener su liderazgo en alcaldías y prefectura (excepto por los períodos de Jimmy Jairala). Bien dicen que “la victoria tiene cien padres y la derrota es huérfana”, pero hagamos un esfuerzo por extrapolar lo que sucedió en Guayaquil y hablemos de lo que, a mi parecer, movió esta elección.

Algo que muchos no nos dimos cuenta ayer es que el referéndum no era solo la papeleta de las preguntas de la consulta popular, sino todas. ¿Qué quiero decir? Que ayer la gente no salió a votar pensando en un candidato, un partido o una ideología. Ayer la gente salió a votar por un pasado que muchos añoran.

Si te gusta la idea, si estás de acuerdo, si consideras que estamos mejor que hace seis años es completamente subjetivo y cada uno tiene derecho a su opinión, pero lo que se vio en los resultados fue un claro rechazo a todo aquello que se desvíe de una época en la que el verdadero mandante, el pueblo, sentía que estaba mejor.