Sin rumbo

¿Con qué plata vamos a fortalecer el sistema de Justicia, a armar a los policías y proteger a nuestros servidores si se han pasado repitiendo que no tenemos de dónde porque debemos reducir el déficit?
Es triste ver que ahora cuando escuchamos de un sicariato, o que descuartizaron a alguien, o que una mujer desapareció, no nos escandalicemos tanto como lo hacíamos. Puede sonar muy crudo, pero es la verdad; las noticias no son lo que eran antes. Hoy noticieros, y redes sociales se llenan de sicariatos y de cuerpos desmembrados, de matanzas en cárceles y sin darnos cuenta nos estamos acostumbrando. Hace ocho días desapareció una mujer en una escuela de policía, de policía. El principal sospechoso logro huir porque la orden de que se inicie una investigación tardó mucho y porque el principal sospechoso se adelantó y en un principio quiso “cooperar”. Hace unos meses mataron a un abogado afuera de un hotel, después colgaron cuerpos en Durán y el día que escribo esta columna mataron a un fiscal en las afueras del edificio que aloja a casi todos los encargados de perseguir a quienes cometen delitos en Guayaquil. ¿Cómo les pedimos mano dura a los funcionarios judiciales, a los fiscales, a los jueces, si no son capaces de brindarles la más ligera sensación de seguridad? Cuando preguntan por qué estamos es así, dicen que es porque ahora “les estamos dando donde les duele”, y no dudo que así sea pero, ¿nos metimos en una guerra que no podemos ganar? Porque hasta ahora claramente no vamos ganando. Se pueden incautar muchas toneladas de droga pero eso no resucita muertos, y sí que ha habido muertos.
¿Con qué plata vamos a fortalecer el sistema de Justicia, a armar a los policías y proteger a nuestros servidores si se han pasado repitiendo que no tenemos de dónde porque debemos reducir el déficit? ¡Cómo duele el país, como duele sentir que no tenemos rumbo! Aquí o los políticos se tragan el orgullo, se sientan públicamente en una mesa para pelear contra esta podredumbre o acostumbrémonos a este nefasto escenario, con un país cada vez peor. Si tantos estados de excepción se decretan quiero ver militares en las calles, tanquetas de ser necesario, ¡pero demuestren que hay un Estado! ¡Qué desesperanzador es ver el país que le estamos dejando a nuestros hijos, sin rumbo!